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En el retacado de estos Entretelones dominicales estuvimos en un trilema, ya que en la agenda política estatal tres asuntos se perfilan como factores importantes rumbo a la elección del 2021: el regreso del corrupto Guillermo Padrés a Sonora recibido en todo lo alto por la dirigencia estatal del PAN; la ruptura en proceso en el PT y la renuncia de Ricardo Bours Castelo como militante del PRI.

Los tres temas son sobradamente sugerentes, que por lo pronto envían el mensaje a la sociedad, de que los partidos políticos imprimen celeridad en la ruta del desprestigio a través de reverberaciones internas que derivan en rompimientos, emigraciones, vendettas, en lo que se supone es la búsqueda de nuevas formas de seducción a votantes desde ofertas presuntamente ajenas a siglas partidistas.

La cordial y festiva bienvenida que le dio reducido contingente del PAN al gobernador más corrupto de la historia de este estado, es una evidencia que ese partido está totalmente desasociado del sentir de la gran mayoría de los sonorenses y será cuestión de tiempo para que Ernesto Munro y su pandilla sufran los efectos del despreciable mensaje que enviaron a los ciudadanos, al ponerse de tapete de ese ratero.

Ernesto Munro

El PAN es un factor sumamente importante en el proceso de desprestigio de los partidos en esta entidad frente a una opinión pública y un electorado que en la elección pasada optó por otro partido que en el sentido estricto no es un partido, sino un membrete de respaldo a un trasnochado caudillismo, cuya estancia como gobierno federal, ya está dejando mucho que desear y no hay que descartar que sea histórica su acelerada descomposición como oferta política.

Los liderazgos tradicionales del PRI andan de la greña y metidos en una dinámica muy parecida al chantaje o a la extorsión, en el marco de una sucesión gubernamental muy adelantada, sin que el arribo de Ernesto de Lucas Hopkins haya metido en suspenso o calmado dicho activismo, particularmente de los grupos encabezados por Ernesto Gándara Camou y Ricardo Bours Castelo, el primero ya anunciada su eventual salida de ese partido si no es candidato a la gubernatura y el segundo, ya fuera de esas filas porque considera no tener posibilidades de que los hados tricolores lo favorezcan.

En el Partido del Trabajo bastaron un par de días para que escalara hasta la ruptura la confrontación entre el diputado Rodolfo Lizárraga y la dirigente de facto de esa organización política, Ana Gabriela Guevara y su alter ego y mano derecha, Ramón Flores, emergiendo de ese merquetengue el nombramiento de la diputada María Magdalena Uribe Peña como coordinadora de la bancada petista en el Congreso del Estado en lugar del legislador guaymense, en un jaloneo también ligado a la sucesión gubernamental 2021.

Ernesto Gándara Camou

En ese diferendo se muestra otra vez como la pudrición en el PAN ha llevado a muchos de sus militantes a incorporarse a MORENA o a sus estructuras aliadas ya que tanto Flores como la legisladora por el distrito XI de Hermosillo, provienen del blanquiazul e incluso es notoria su cercanía con el corrupto recién liberado del bote que pasea en estos días su repelente figura por estos rumbos, e incluso, se asegura que la ahora coordinadora de la bancada del PT sigue en el padrón panista.

La desfachatez y cinismo de Munro y congéneres pitufos de congratularse en público por el regreso a Hermosillo del corrupto exgobernador; la renuncia de Bours Castelo a su militancia en el PRI, y la vocinglera discrepancia en el PT, con remezones en MORENA, por lo pronto lucen como obuses de grueso calibre contra la línea de flotación de la partidocracia en Sonora, aunque por lo prematuro de los mismos, habrá qué ver si quienes corresponde arreglar esos entuertos, pueden revertirlos.

En todo este contexto, destaca la percepción de que en todos los casos se deja de lado o se minimiza un factor de mucho peso como lo es el gobierno de resultados que mantiene la gobernadora Claudia Pavlovich, el cual sin duda será de mucha importancia en la recta final de las definiciones y que podrían cambiar las tendencias del electorado y dejar atrás el reflujo que registra ahora su partido, combinado con el acelerado desgaste de la actual fuerza política mayoritaria.

Ramón Flores

El caso del PT deja mucho para el anecdotario, toda vez el protagonismo y vocinglera actuación del diputado Lizárraga, que de amenazante y decidido a dejar la coordinación parlamentaria e incluso adelantar su disposición de irse a MORENA, ahora que le tomaron la palabra, refiere violaciones a sus derechos políticos y a consideraciones jurídicas para impugnar su relevo en el grupo parlamentario petista, cuando aseguraba discrepancias de fondo con lo que espera su dirigencia partidista de su representación legislativa.

Para acabar pronto, independientemente de la formalidad que se prevé en la autonomía de los integrantes de la representación popular sonorense, resulta indubitable que su actuación obedece a los lineamientos de los partidos políticos que los tienen ahí y no entenderlo así resulta una barbaridad, ya que así Rodolfo se vaya a MORENA o a cualquier otro partido, deberá sujetarse a dichas estrategias.

En el caso de Bours Castelo y su fuga del PRI, es obvio que es acertada su apreciación de que sus aspiraciones de contender por la gubernatura o sea ser ungido como candidato no tiene futuro, pero además en su decisión también gravita la decepción ciudadana por las siglas no solo del tricolor, sino de todos los partidos políticos y por eso opta por irse por la libre, con la esperanza de que en el proceso 2021 se manifieste ese factor ciudadano en el resultado electoral.

María Magdalena Uribe, del PT padrecista

Y esa es una tendencia creciente que se manifiesta en las poco más de un centenar de nuevas organizaciones que iniciaron los trámites para ser reconocidas por la autoridad electoral, con la pretensión de buscar nuevos membretes para seducir al electorado, destacando, para efectos regionales, el activismo que despliega el cananense Francisco García Gámez, que de panista de los respetados, es obvio que ya no está en los planes del blanquiazul ni el PAN en los de él, acuerpando a personajes como el citado Bours Castelo y el otro expriista Antonio Astiazarán Gutiérrez.

El chismorreo y novatez impulsiva que consideramos subyace en la bronca del diputado Lizárraga contra la dirigencia formal del PT, solo consolida a la nogalense en el partidero 2021, con la prospectiva de que en los meses por venir la disputa supere con mucho a la que tiene con un diputado local, si el secretario de seguridad pública federal, Alfonso Durazo sobrevive al ya avanzado desgaste por su inoperancia para enfrentar la creciente ola de inseguridad que vivimos los mexicanos.

Lo anterior en el supuesto que prevalezcan las condiciones de alianza entre MORENA y el PT, aunque de no ser así, ya hasta se asegura que la laureada deportista sonorense podría ir en coalición con el PRI dada su cercanía y afectos con la gobernadora Pavlovich y a la aparente insoluble discrepancia al interior del priismo para tomar una decisión con posibilidades de ganar.

Francisco García Gámez

Como decíamos, se nos hace muy prematura la escalada de definiciones de estos días, tocándole bailar con la mas fea a los del PAN, porque en nada se compara el que Bours Castelo haya renunciado al PRI o que los del PT anden de la greña, con la disoluta e impúdica actuación de la nomenclatura del PAN lamiéndole las verijas a quien agravió tanto a los sonorenses.

En serio que indigna de desfachatez y cinismo de Munro y del mismo corrupto al protagonizar vergonzoso espectáculo en el aeropuerto capitalino, en el marco de un burlesco mensaje a la justicia mexicana y sobre todo al pueblo de Sonora, testigos de la irrefutable depredación que perpetraron contra el erario, a costa de la calidad de vida de la gente.

Habrá que ver si dicha estupidez pitufa se mantiene en el primer lugar como factor de deterioro de la imagen de los partidos políticos, ya que como por lo regular ocurre, los del PRI podrían emparejar los cartones si la fuga de Bours Castelo deriva en un efecto dominó, si es que “El Pato” de Lucas no atina a estructurar una estrategia de contención que evite más renuncias de perfiles más o menos importantes.

Víctor Hugo Celaya

Recordamos cuando Víctor Hugo Celaya también causó regular revuelo cuando no sólo renunció a su militancia, sino también a la dirigencia estatal, inconforme con los procedimientos de selección de dirigentes y candidatos, y si bien eran otros tiempos y no hubo repliques similares en las filas de ese partido, sin que tengamos idea de la magnitud cuantitativa y cualitativa que imite la decisión del exalcalde de Cajeme.

Pero a como están las cosas y como signo de estos tiempos, seguramente seguirán las escisiones, deserciones, rupturas y desprendimientos de partidos en esta entidad, lo cual llevará a una reconfiguración de las fuerzas que disputarán la gubernatura en el 2021.

Y debido a compromisos familiares ineludibles, vamos a tomar un breve receso de cuatro días en nuestro trabajo como reportero y columnista, que ya el próximo viernes estaremos de vuelta, con el favor de Dios.

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