Alejandro Magno fue rey de Macedonia desde 336 a. C. hasta su muerte entre el 10 y el 13de junio de 323 a.C. Su fallecimiento ha sido un misterio lleno de especulaciones y teorías, desde el envenenamiento hasta el alcoholismo, pero ninguna ha sido probada. Ahora, una investigadora de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, reunió una serie de pruebas que revelan el “posible” motivo de su muerte.
La autora principal de la investigación, la profesora Katherine Hall de la Escuela de Medicina de Dunedin, Nueva Zelanda, afirma que el verdadero motivo de la muerte de Alejandro III de Macedonia fue que padeció del Síndrome de Guillain-Barré (SGB), un trastorno poco frecuente en el cual el sistema inmunitario ataca los nervios –– sistema nervioso periférico ––, ocasionando debilidad muscular o parálisis.
El estudio, publicado en The Ancient History Bulletin, afirma que las pasadas teorías sobre su desenlace no explican realmente nada:
“En particular, ninguno ha proporcionado una respuesta que abarque todo, lo que da una explicación plausible y factible para un hecho registrado por una fuente: el cuerpo de Alejandro no mostró signos de descomposición durante los seis días posteriores a su muerte”, afirmó Hall en un comunicado de la universidad.
Los antiguos griegos pensaron que esto demostraba que Alejandro era un dios, pero según Hall, junto con el retraso en la descomposición, también se dijo que se había desarrollado un cuadro clínico de fiebre, dolor abdominal y una parálisis progresiva, además de haber permanecido compos mentis –– con lucidez –– poco antes de morir.
“ESTE ARTÍCULO ES EL PRIMERO EN PROPORCIONAR UNA RESPUESTA DEL MUNDO REAL”, AFIRMÓ HALL.
¿CUÁL ES EL DIAGNÓSTICO FINAL DE ALEJANDRO MAGNO?
Teniendo en cuenta todas las dificultades durante su muerte, Hall diagnosticó Síndrome de Guillain-Barré, el cual fue contraído por una infección de Campylobacter pylori –– una bacteria común en ese momento y una causa frecuente de GBS –– .
“La elegancia del diagnóstico de GBS para la causa de su muerte es que explica muchos elementos diversos, y los convierte en un todo coherente”, concluyó la científica.
Un posible fallo en la autorregulación de su temperatura corporal, y sus pupilas fijas y dilatadas, también apuntan a que la preservación de su cuerpo no fue porque era un dios, sino porque aún no había muerto.
