Es posible que desee pensarlo dos veces antes de preparar la próxima taza de té o café.
Hasta el 90 por ciento de las tazas en las cocinas de las oficinas están cubiertas de gérmenes, según las investigaciones, y el 20 por ciento de esas tazas en realidad contienen materia fecal.
Según el profesor de microbiología ambiental de la Universidad de Arizona, el Dr. Charles Gerba, quien llevó a cabo el estudio de 1997, rara vez cambió las esponjas comunitarias de cocina, que son el culpable principal de la propagación de bacterias.
“Las bacterias coliformes estaban presentes en el 20 por ciento de las tazas de café anteriores y el 100 por ciento de las tazas de café después de limpiarlas con un paño de cocina o una esponja”, escribe Gerba. “No se encontró E. coli en las tazas antes de limpiar. Sin embargo, el 20 por ciento de las tazas de café fueron positivas para E. coli después de la limpieza.
“La presencia de condiciones insalubres en la cocina de la oficina y / o áreas de preparación de café es motivo de preocupación. La presencia de patógenos potenciales en este entorno requiere el inicio de estándares sanitarios adecuados “.
Si desea evitar tomar las bacterias fecales de sus compañeros de trabajo, Gerba aconseja que lleve su taza a casa cada noche y la coloque en el lavaplatos, o que invierta en una “pequeña lavadora de tazas de oficina”.
El estudio, “Un estudio microbiano de las tazas de café de la oficina y la eficacia de una lavadora de tazas de oficina para la reducción de las bacterias”, se publicó por primera vez en la revista Dairy, Food and Environmental Sanitation.
En 2012, un estudio posterior dirigido por el Dr. Scott Kelley de la Universidad de California descubrió que las oficinas de hombres tenían “significativamente” más bacterias que las de las mujeres. El equipo de investigación, que incluía Gerba, identificó más de 500 cepas bacterianas, la más abundante de las cuales provenía de la piel humana, las cavidades nasal, oral e intestinal.
El estudio encontró que las sillas y los teléfonos tenían una gran abundancia de bacterias, mientras que el escritorio, el teclado y el mouse eran algo más limpios. “Los seres humanos pasan cada vez más tiempo en interiores, pero sabemos poco sobre la diversidad de bacterias y virus donde vivimos, trabajamos y jugamos”, dijo Kelley.
Los investigadores también han identificado niveles repugnantes de bacterias en nuestros teléfonos inteligentes. En 2011, un estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres descubrió que uno de cada seis teléfonos móviles en el Reino Unido estaba contaminado con materia fecal.
“Este estudio proporciona más evidencia de que algunas personas aún no se lavan las manos adecuadamente, especialmente después de ir al baño”, dijo el Dr. Val Curtis
“Espero que la idea de tener E. coli en sus manos y teléfonos los anime a tener más cuidado en el baño; lavarse las manos con jabón es una tarea sencilla, pero no hay dudas de que salva vidas”.
Y no son solo oficinas. Desde cadenas de comida rápida y piscinas públicas hasta pesas de gimnasios y billetes de un dólar, parece que en cualquier lugar donde los investigadores puedan pensar en utilizar un hisopo, hay mucho por encontrar.
“Estamos bañados, como sociedad, en las heces humanas”, dijo a Marketwatch el profesor clínico de microbiología y patología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York. “Las personas extienden todo lo que tienen en sus manos, como las heces, que se pueden transmitir con mucha facilidad”.
Tierno agregó que la materia fecal podría sobrevivir durante días o semanas en las superficies, “por lo que es imprescindible lavarse las manos, antes de comer o beber algo, y antes de tocarse la cara”.
De acuerdo con la campaña del Día Mundial del Lavado de Manos, 3.5 millones de niños menores de 5 años son asesinados cada año por neumonía y enfermedades diarreicas. Lavarse las manos con jabón es una de las maneras más efectivas de prevenir estas enfermedades.
En los países desarrollados, el lavado de manos ayuda a prevenir la propagación de infecciones virales como el norovirus, el rotavirus y la gripe.
Con información de NYPost.
