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El odio de Padrés, persigue a Rogelio.- No le perdonan los panistas leales a Guillermo que, desde Cajeme, se haya construido el principio del fin de un imperio devastador y corrupto

Bernardo Elenes Habas

Se vuelve necesario entender la raíz del porque el odio del PAN persigue a Rogelio Díaz Brown, amargura ácida que busca, también, en ese mismo viaje vengativo, dañar a la gobernadora Claudia Pavlovich.

No le perdonan a Rogelio, los militantes azules sumisos a Guillermo Padrés Elías, que el ex alcalde haya humillado desde Cajeme, durante las elecciones del 2012, a la administración padrecista, cuando el “Nuevo Sonora” deslumbraba como un imperio y vivía tiempos de gloria.

Y es que, en esos días del 2012, el carisma del Roger, más que el supuesto poderío del PRI, aplastó en el proceso electoral a la carta más valiosa que tenían Guillermo, sus muchachos y su partido para consolidar el florecimiento de su Gobierno desde Cajeme: Eloísa Flores García. (100 mil 823 votos, contra 46 mil 828).

Con el carro completo logrado por la planilla de Díaz Brown, se derrumbaron los sueños del PAN para darle continuidad a su proyecto transexenal, porque el objetivo era convertir a Padrés Elías en candidato a la presidencia de la República al concluir el 2018 y no en aspirante a celda en una prisión de alta seguridad.

Pero un solo hombre, desde la estructura priísta de un Municipio valiente y decidido, se convertía en la piedra que entorpecía los proyectos del entonces gobernador, y le cuestionaba frontalmente sus proyectos encaminados a apoderarse del agua del río Yaqui para negociarla con sus socios poderosos en Hermosillo, y de paso le abría un boquete a la administración padrecista desde el Valle del Yaqui, marcando el hundimiento de la ignominiosa barca denominada “corrupción” que capitaneaba Guillermo, con sus familiares, amigos y colaboradores.

Ya siendo alcalde Rogelio (2012-2015), la administración a su cargo –y por supuesto, los habitantes del Municipio- fue severamente castigada a través de un abandono despiadado por parte del “Nuevo Sonora”. Y aún así, no hicieron que el presidente municipal doblegara sus banderas.

Hoy, para quienes analizan y sopesan el devenir político en Sonora, y no se quedan con las arremetidas mediáticas que desde la Secretaría Nacional del PAN a cargo de Damián Zepeda Vidales, ordenan ejecutar a la estructura padrecista que aún permanece de pie en Sonora y en Cajeme, rebasando a los supuestos dirigentes municipales panistas a quienes ven como objeto de ornato, como es el caso de Rafael Delgadillo, se empeñan en lograr venganza y de paso, también, sacudir la estructura gubernamental de Claudia Pavlovich.

Pero los señores panistas, creen que la memoria de los sonorenses es endeble y ya olvidaron las tropelías de los Padrés Elías, los Romero López, Villalobos Organista, Cuén Aranda, Ortiz Ciscomani, Bleizzefer, Rodríguez, Lizárraga, Campillo. Pero no es así.

No les perdonará la sociedad civil a los actuales militantes y dirigentes del PAN, Damián Zepeda, David Galván, Rafael Delgadillo, el hecho de que pretendan marcar borrón y cuenta nueva en la huella reciente de su partido, hasta que se coloquen sincera e históricamente al lado del pueblo, sumando sus voces a las de la gente, para que los corruptos del “Nuevo Sonora”, sean encarcelados, les confisquen los miles de millones de pesos que convirtieron en humo, y que pertenecen a los sonorenses.

Mientras, seguirán escupiendo hacia arriba, y la voz de los votos en Sonora y en Cajeme, al paso de los años, les seguirán recordando su doble moral, y la traición a la memoria de Manuel Gómez Morín y del Maquío Clouthier.

Le saludo, lector.

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