Duros los machetazos por rumbos del PAN-Sonora que atinadamente dirigen (no sé a dónde) David Galván y Alejandra López Noriega, pues el desencanto de la militancia los está dejando solos, ya migrando hacia otros partidos, ya presentando renuncias por motivos muy específicos y que tienen que ver con la desatención de sus dirigentes.
Reportes internos indican que la meta de reafiliación o ‘actualización de datos’ de la militancia estuvo muy lejos de cumplirse, ya que al vencer el plazo el pasado 6 de mayo, de los aproximadamente 24 mil afiliados inscritos en el padrón, sólo se acercaron a reafiliarse poco más de cinco mil, lo que hablaría de una profunda crisis en ese partido.
Explicable, desde luego, tras el crecimiento desorbitado que tuvo mientras fue gobierno, pero lejos de seguir representando una alternativa hoy que está fuera del poder y muy perdido en sus pugnas internas.
El panorama que encontrará Rafael Moreno Valle hoy que ande por Sonora no será de lo más halagador respecto a su partido. El precandidato presidencial estará en Hermosillo para presentar su libro “La fuerza del cambio” con el que se anda promocionando por todo el país.
Quizá con lo primero que se tope es con una imagen en la que aparece el dirigente estatal de Morena, Alfonso Durazo Montaño, muy abrazado de varios panistas que eventualmente pasarían a engrosar las filas del proyecto pejista en Sonora.
Entre esos panistas se encuentra Jesús María Martínez Samaniego, que es nada más y nada menos que el suplente del diputado aguapretense Carlos Fú; también Bernardo Ríos Cheno, ex alcalde de Villa Hidalgo y Ramón Flores, ex alcalde de Arivechi.
Pero no sólo eso. En la oficina de David Galván ya se encuentra, con sello de ‘Recibido’ la renuncia del ex diputado local (2000-2003), Mario Alberto Guevara Rodríguez y en el documento se lee: “Decidí alejarme de Acción Nacional de la misma manera en que llegué, voluntariamente, consciente de que mi decisión ha sido la correcta, convencido de que sin abandonar mis ideales debo seguir la lucha como un ciudadano que aspira a que sus gobernantes respondan con honestidad, eficiencia y eficacia a las demandas de la gente.
“Seguiré en la brega desde otro frente, del lado de los ciudadanos que demandan un cambio verdadero para nuestro país, un cambio con hombres y mujeres decididos a dar lo mejor de sí para impulsar la solución de los problemas que tanto nos agobian”.
Guevara Rodríguez acredita 36 años de militancia en el PAN, y todo parece indicar que su nueva trinchera será Morena.
Por otro lado, también se sabe que el profesor Jesús Javier Torres, huatabampense con 11 años de trabajo y militancia en el partido, también emprende el vuelo. El señor argumenta que diputados, senadores y dirigentes de Acción Nacional han dejado solos a los maestros jubilados y pensionados, sector del que forma parte, y se han dedicado a legislar y gobernar para su propio provecho.
Es mejor renunciar que simular, sostiene este hombre que entre otras cosas ha fue síndico procurador en la administración municipal de Huatabampo 2006-2009, y delegado del transporte en aquella población de 2010 a 2015.
Estas renuncias y migraciones no deberían ser menospreciadas, aunque el propio Galván haya declarado recientemente que las puertas del partido están abiertas para los que lleguen y para los que se quieran ir; pero en el balance, todo parece indicar que son más los que buscan las puertas de salida, que los que tocan la de la entrada.
Mientras tanto, como partido también parecen estar más ocupados en la guerra de los machetes contra el alcalde de Hermosillo, Maloro Acosta, que en resolver asuntos internos de una organización política que se les desmorona poco a poco.
Y eso que todavía no comienzan las verdaderas batallas internas, esas que se dejarán sentir con toda su crudeza una vez que se abra oficialmente el periodo para seleccionar candidatos a la contienda 2018, porque allí sí van a salir a relucir los machetes.
II
Y a propósito de la violencia que campea por todo el país y que no respeta edad, sexo, profesión, preferencias ni nada, el asesinato del periodista Javier Valdez Cárdenas, corresponsal de La Jornada; fundador de Río Doce, un semanario que se edita en Culiacán, y autor de varios libros sobre el narcotráfico, levantó una nueva ola de indignación cuando todavía no se seca bien la sangre de Miroslava Breach, asesinada en Chihuahua el pasado 24 de marzo.
Este nuevo crimen contra un periodista aumenta a más de cien los perpetrados en los últimos años, y 14 de ellos en los últimos 12 meses, sin que haya un solo detenido por estos crímenes.
Ayer, el presidente de la República Enrique Peña Nieto sostuvo una reunión con gobernadores y autoridades del área de seguridad, para anunciar una serie de medidas orientadas a proteger a periodistas y defensores de los derechos humanos, así como combatir la impunidad que rodea esos casos. El presidente fue interrumpido por gritos de ¡Justicia!, lanzados por los colegas presentes en el acto.
Las medidas no tienen nada de novedosas: mayor presupuesto para la fiscalía especial para atención a delitos contra la libertad de expresión, que es como la carabina de Ambrosio pero con charola de la PGR; mayor coordinación con las fiscalías estatales, entre otras cosas. Por alguna razón, se sospecha que eso no servirá de nada.
En las principales ciudades del país se han registrado manifestaciones de periodistas reclamando garantías para el ejercicio de la profesión, y exigiendo justicia por los colegas asesinados, perseguidos, exiliados, agredidos.
En Hermosillo, ayer se llevó a cabo un encuentro de colegas en el que se determinó elaborar un documento exigiendo cambios en materia de protección a periodistas y en defensa de la libertad de expresión. El documento será entregado al gobierno del estado y al Congreso local.
También se acordó una movilización para el viernes 19 de mayo, concentrándonos en la Plaza Zaragoza a las 10 de la mañana.
Ahí estaremos.
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