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Lo malo del bipartidismo en el gobierno de Hermosillo es que no ha permitido hasta hoy, probar otras formas, otra concepción, otras rutas para el ejercicio de las políticas públicas.

Más aún, hay quienes piensan que, cambiando lo que haya que cambiar, en la práctica el PRI y el PAN son una y la misma cosa. Una sociedad de conveniencia en la que se repiten consanguineidades, afectos, odios y amores siempre cruzados por un bien superior que es el del ‘bisnes’.

Y peor, las fuerzas ‘emergentes’, como Movimiento Ciudadano o Morena, carecen de identidad propia. En los hechos, se han nutrido de las escisiones del PRI y el PAN, con liderazgos que privatizaron para sí mismos esas siglas y que en la búsqueda de votos no aspiran a cambiar nada, sino a colectar los suficientes sufragios como para garantizarles posiciones plurinominales que les permitan seguir vigentes en la cosa pública.

Guarden esto: cuando se definan las listas de cada partido a las diputaciones pluris, ahí veremos a sus dirigentes municipales y estatales. Y en el caso del PAN, es muy probable que veamos a personajes que no están aún en la cárcel porque gozan de fuero y usted sabe quiénes Agustín Rodríguez, Teresa Lizárraga, Javier Dagnino son…

Pero esa es otra historia.

El motivo de esta columna son los retortijones que provocó ayer, ya por la noche, el alcalde Maloro Acosta, al encender el alumbrado led con el que se iluminó el bulevar Progreso, al noroeste de Hermosillo.

Hace varias semanas, hizo lo propio en la calle principal de Bahía de Kino, como una primera prueba de lo que vendrá para la ciudad, después de un intenso debate en el cabildo capitalino donde finalmente se aprobó la concesión del mantenimiento del servicio de alumbrado público, con la oposición de los regidores del PAN, de Movimiento Ciudadano y el de Morena.

La memoriosa lectora, el documentado lector recordarán que en la votación, la regidora Diana Karina Barrera, del PAN, votó a favor de la propuesta del alcalde, lo que le valió ser separada del grupo de ediles blanquiazules y víctima de una campaña de bullying político de la que finalmente salió bien librada, y ahorita ya la andan pidiendo de asesora en el cabildo de Guaymas.

Un par de meses después, los resultados comienzan a verse y eso trae bastante molestos a quienes se opusieron desde un inicio a la concesión del alumbrado, pues están conscientes de que todo aquello que signifique una mejora en la calidad de vida de los hermosillenses, les va mojando la pólvora de sus rabiosas campañas para denostar a una administración que, -flaca memoria-, recibió la ciudad en condiciones deplorables.

Hay que reconocer que últimamente, al alcalde le han salido las cosas bien. El intenso programa de pavimentación, recarpeteo, sellado y señalización en calles y avenidas de la ciudad está dejando atrás varios años de abandono. No hay que irse muy atrás para recordar las condiciones en que se encontraban las calles en diciembre de 2015, muchas de ellas francamente intransitables.

Verán, hagan ese ejercicio de memoria, recarpeteada lectora, bacheado lector, y recuerde las rutas que transitaba en el invierno de 2015 y cómo están ahora. Si están iguales o peores, pierdo. Si mejoraron, entenderá el sentido de estas líneas.

Pero por ejemplo, en el noroeste de la ciudad, se está atendiendo un reclamo ciudadano que tenía décadas sin ser escuchado. Las calles que cruzan los pares viales Reforma y Monteverde; Olivares y López del Castillo, entre otros, son arroyos que braman en tiempos de lluvia. Por allí baja el agua arrastrando tierra, arena, grava, que luego aparece en las avenidas pavimentadas dañándolas y dificultando el tránsito de vehículos. Algunas de esas calles ya se están pavimentando también, reconstruyendo desde abajo las obras de agua potable y drenaje.

Alumbrado público y vialidades tienen un impacto directo en la vida cotidiana de los hermosillenses. Se está viendo trabajo y eso sólo puede molestar a quienes quisieran que la ciudad siguiera deteriorándose, pues así tendrían levantadas las banderas de la crítica, que mantuvieron ominosamente arriadas durante los anteriores seis años, por el simple y mezquino interés político.

Un rubro que es sumamente sensible, y en el que todavía no alcanzan a dar pie con bola en la actual administración, es el de la seguridad pública, y no es gratuito que sea donde se concentren las campañas contra el Maloro y su recién estrenado comisario de Seguridad, Jorge Andrés Suilo Orozco, a quien los delincuentes estrenaron con una serie de asaltos bancarios cuya frecuencia rebasó en un mes, la cifra de los registrados en el año y medio que lleva la actual administración.

Falta mucho por hacer en ese rubro, y tampoco es gratuito que ahí se concentren los cuestionamientos de las campañas en redes, de quienes no tienen empacho en publicar mañosamente, por ejemplo, la ejecución a tiros, de un sujeto a la salida de un Oxxo en Monterrey, presentándola como si hubiera sido en Hermosillo. O un puente con fallas estructurales en otra ciudad del país, presentándolo como si fuera el de Solidaridad y Encinas. O presuntas conversaciones de whatsapp donde se habla de moches y recaudación policiaca, atribuyéndoselas a directivos de Seguridad Pública y Tránsito Municipal.

Lamentablemente, ese es el nivel de la política local. Si las cosas andan igual o peor que como las dejaron en 2015, pues a tupirle. Y si mejoran, pues a buscar por dónde se puede inventar algo para confundir a la ciudadanía y crear zozobra.

En el caso del alumbrado público que anoche fue inaugurado en el bulevar Progreso, algunos cuestionaron el por qué no se priorizaron las colonias donde hace más falta y donde se dijo que arrancaría el programa. Lo cierto es que la reposición de luminarias ya comenzó en las colonias Jacinto López, Los Arroyos y Los Olivos, aunque no se ha concluido.

Pero bueno, la cosa es hacerla de jamón, con o sin razones, aunque en ello les vayan los malabares retóricos para explicar por qué en Hermosillo se opusieron a la concesión del alumbrado público, y cuando el alcalde de Guaymas, Lorenzo de Cima esbozó una propuesta en ese mismo sentido, rápidamente fue llamado a las oficinas del PAN en el vado del río, en Hermosillo, para obligarlo a recular.

La reculada, sin embargo, no duró mucho, pues apenas ayer el alcalde guaymense hizo circular un video en el que se pronuncia a favor de la concesión del alumbrado público en el puerto, algo con lo que tendrán que lidiar los panistas en los días por venir, porque tampoco pueden estar reprobando el tema en Hermosillo, pero avalándolo en Guaymas.

En fin, lo bueno es que son vacaciones…

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