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5 mil millones de pesos costaron las elecciones en Nayarit, Estado de México, Coahuila y Veracruz este fin de semana, con una lista nominal de 19 millones de electores; es decir, cada voto costaría 203 pesos si hubieran votado el 100% de los ciudadanos.

En promedio votó la mitad y con ello el costo por voto emitido se duplica.

El presupuesto electoral este 2017, incluyendo los 28 estados donde no habrá elecciones es de más de 29 mil 500 millones de pesos (incluyendo el financiamiento a partidos, órganos electorales y fiscalías en delitos electorales).

Somos un país democrático con 57 millones de pobres, un salario diario de 80 pesos, la devaluación del peso frente al dólar, la caída del PIB, el recorte del recorte del presupuesto federal, por decir lo menos.

Por eso la jornada electoral del pasado domingo nos deja al menos tres lecturas, quién ganó y quién perdió es importante, pero lo es más para qué y hacia dónde vamos. Tres puntos son elementales:

1. Seguimos con procesos sumamente costosos.

2. Los resultados siguen dejando incertidumbre, dudas e insatisfacción sobre la veracidad.

3. Alianzas Electorales: Democracia ¿forzada o simulada?

En principio gastamos para elegir a nuestros gobiernos (organización); asimismo para cuidar que el gasto sea transparente; gastamos para mantener a los partidos; y gastamos en litigios para defender el voto en tribunales.

Acierta el diputado independiente de Jalisco José Pedro Kumamoto Aguilar al lograr la modificación a la Ley Electoral en su estado para que se asigne el presupuesto a partidos en base a los votos emitidos en las urnas y no sobre el listado nominal.

Es simple, la democracia es muy cara y tanto partidos como gobierno cada vez convencen menos; entonces porqué premiarles como si convencieran.

Por otro lado, con todo y la cantidad de recursos; elección tras elección al final de la jornada sucede lo mismo: no hay certeza ni confianza plena en los resultados, prevalecen las dudas, incertidumbre e insatisfacción.

Y las alianzas electorales es definitivamente la cereza del pastel en un sistema político-electoral de por sí indudablemente vencido; de libertades sí, pero en un contexto de pobreza y alto grado de ignorancia que permite la simulación, la inducción, la coacción…

…moldear pues la ley para seguir ganando aunque no voten por ellos. Quien crea o sostenga que democracia es que un mismo candidato aparezca en casi todos los recuadros de la boleta electoral, se engaña a sí mismo.

Las alianzas entre partidos van más allá de la suma de votos para ganar una elección o para derrocar a un partido político, se trata de ideologías, modelos de gobierno y de políticas públicas.

¿Cómo un partido que está a favor de la vida en todos los sentidos puede llegar a aliarse con otro que defiende el aborto? Si se gana qué decisiones se podrán tomas en conjunto siendo gobierno. Es un ejemplo básico sin duda pero que nos invita a reflexionar a fondo.

Ha prevalecido pues el interés de ganar elecciones por encima de los problemas que aquejan al ciudadano y se sigue la ruta de una democracia simulada, forzada con un sistema vencido, modelado a conveniencia estrictamente de la clase política.

Cuando dejemos de moldear la ley para seguir ganando a costa de lo que sea, cuando se ponga un freno a la impunidad y se otorgue a cada quien el presupuesto que realmente se gane con votos en las urnas en base a credibilidad, convicción y resultados, retomaremos el camino de una verdadera democracia.

Agradezco sus comentarios y retroalimentación a través del correo electrónico davidfigueroao@me.com; y en redes sociales: Twitter @DavidFigueroaO /Fb David Figueroa O.

Reseña: David Figueroa Ortega es empresario, Ex Cónsul de México en Los Ángeles y San José California; Ex Diputado Federal; Ex Alcalde de Agua Prieta; Ex Dirigente del PAN en Sonora.

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