Poema de domingo.- La poesía, suele ser el grito de la conciencia que arroja un manojo de presentimientos hacia el mundo. Es, también, fogata que alumbra caminos inciertos, por donde avanza el hombre cargando sus vivencias y sus esperanzas. Es, asomarse brevemente al futuro y regresar temerosos al río del presente para lavar la voz con la que se tendrá que pedir -como lo hacía Blas de Otero, durante la guerra civil española-, la paz y la palabra. Le entrego mi puñado de versos.
Bernardo Elenes Habas
NO TENGO MÁS ARMAS QUE MIS CANTOS
De pronto, me doy cuenta,
que no tengo más armas
que mis cantos.
Que se me ha gastado
en construir guitarras,
como barcas
que marchan de mis manos.
No tengo más armas
que la palabra amor
con que me enfrento
al mundo.
La palabra justicia,
con que forjo sólidos
arpones;
la palabra paz,
que se convierte
en pedernal
para encender mis iras.
Así caminaré la tierra,
navegaré la mar,
olfateando las huellas
de la historia,
cuya garganta arroja
recio olor a sangre,
anunciando un nuevo ser,
uniformado de hombre…
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