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Siguen, las familias, esperando justicia.- Reparto equitativo de la riqueza del país, y el cumplimiento a promesas empolvadas de bajar tarifas eléctricas y de gasolina.- Hoy, más que nunca, tiene vigencia la visión del sonorense Luis Donaldo Colosio

Bernardo Elenes Habas

Cuando vinieron a Cajeme como candidatos -el verano ardiente del 2012-, primero Andrés Manuel López Obrador, por el PRD; luego, Enrique Peña Nieto, enarbolando las siglas del PRI, se comprometieron a bajar las tarifas eléctricas y el alto costo de los combustibles.

Ambos fueron aclamados por miles de ciudadanos debido a sus propuestas. Precisamente porque en la región se sufre los embates de calores de muerte, de tal manera que el uso de equipos de refrigeración es, no un lujo, no un derroche de comodidad, sino instrumentos que garantizan la salud ante clima insoportable.

Junto con las familias, también los prestadores de servicios, comerciantes, industriales, pedían se les hiciera justicia en ese sentido, partiendo de la certeza de que lo más pesado de los gastos de sus empresas se enmarcan en el pago por el servicio eléctrico; y lo mismo sucede en los hogares, donde la llegada del recibo de la Comisión Federal de Electricidad se convierte en la más grande de las preocupaciones de los usuarios, de aquellos jefes y jefas de familia que hacen grandes sacrificios, incluso suspender alimentos, para poder enfrentar las facturaciones.

Sonora esperaba, también, ese 2012, senadores comprometidos con la gente. De hecho era el núcleo del discurso de los entonces candidatos priístas Claudia Pavlovich, Ernesto Gándara Camou y Francisco Búrquez Valenzuela, del partido azul, quienes se convirtieron, con la fuerza de los electores que los apoyaron, los dos primeros en legisladores; y el segundo, por la proporcionalidad de los votos en su calidad de derrotado.

Pero las promesas de los triunfadores, se convirtieron en lluvia amarga, porque el Pacto por México, reformó de fondo el artículo 27, y los bienes estratégicos de la nación se pusieron en subasta.

En el 2018 habrá renuevo en el Congreso de la Unión, es decir de diputados y senadores. Ellos estarán obligados a impulsar iniciativas en el seno de las Cámaras Baja y Alta, para que el anhelo de millones de mexicanos que viven en regiones de clima ardiente, encuentren justicia a sus reclamos, y no vivir desesperados e impotentes, pensando que solamente trabajan para entregar lo poco que ganan a las arcas del Gobierno.

Existe, desde hace años, un proyecto de iniciativa elaborado por la licenciada Juanita Martínez Mátuz, dirigente de la Unión General de Usuarios Obreros Campesinos Mexicanos (UGUOCM), encaminado a que se ponga sobre la mesa de las discusiones -pero sobre todo en la conciencia de los legisladores-, la alternativa de que los adultos mayores paguen solamente el 50 por ciento del consumo eléctrico.

Esto sería un punto fundamental en la propuesta aquella que se impulsaba en San Lázaro en el 2013 sobre la Seguridad Social Universal, que a la fecha nadie sabe su realidad, o si fue convertida en hielo por los grandes intereses de quienes manejan la economía del país.

Esa ley ampararía a millones de mexicanos que dieron lo mejor de sus vidas por México, quienes, a estas alturas, cuando el tiempo debilitó sus facultades físicas, deben sufrir los agravios de un sistema político cruel, sin rostro humano, que fundamenta su desarrollo en quitarle lo poco que tienen a las mayorías desamparadas, para que la clase política de todos los colores y de todas las siglas, junto con los capitanes del dinero, se constituyan en el emblema del México deslumbrante y próspero que metamorfosean en sus discursos los mandatarios, como lo hace hoy en día, Enrique Peña Nieto.

Estas y muchas más, son situaciones que el próximo Gobierno de la República y su Congreso de la Unión, deberán tomar en cuenta, para que el país reencauce su confianza, su armonía de Patria, porque la desesperanza, las injusticias, son malas consejeras y llegan a hacer extremo en las mentes de quienes ya no tienen nada que perder…

Hoy, más que nunca, tiene vigencia el mensaje dramático pronunciado por Luis Donaldo Colosio, un 6 de marzo de 1994, que marcó la ruta de su destino, porque a los 17 días lo asesinaron: “Veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por el abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales”.

Le saludo, lector.

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