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PRIMERA LECTURA (Josué 24,1-2.15-17.18)

«Así pues, también nosotros serviremos al Señor, porque Él es nuestro Dios», el pueblo de Israel se va consolidando en la tierra prometida, sin embargo, esta paz y estabilidad hace que su estilo de vida se vaya relajando, dando lugar a que integren en su día a día, valores y costumbres que no son necesariamente compatibles con los mandamientos dados por Dios en el Sinaí. Ante el peligro de adorar a dioses extranjeros que aparecen tan atractivos a los ojos y a los gustos, Josué pondrá al pueblo ante una disyuntiva, pues tendrán que escoger ya que no se puede vivir en la indefinición tomando solo lo que me favorece. Josué y su familia han hecho su opción y la reconocen abiertamente. El pueblo tendrá que hacer su propia decisión, será una profesión pública y su vida deberá reflejar coherentemente la elección que ha hecho. En nuestro tiempo uno de los problemas que más afecta al cristiano es el “divorcio” entre fe y vida, es decir nos confesamos cristianos, pero vivimos como paganos. Es necesario hacer una “opción fundamental”, una elección profunda por Dios que afecte todas las dimensiones de nuestra vida. Y tú ¿a quién quieres servir?

SEGUNDA LECTURA (Efesios 5,21-32)

«Respétense unos a otros, por reverencia a Cristo», el respeto no es una deferencia que realicemos nosotros con respecto a los demás, es más bien la actitud con la que nos tenemos que relacionar con los demás. Vivimos en una sociedad que juzga desde las apariencias y termina por clasificar y encasillar a los demás de acuerdo con ciertas características ya sean positivas o negativas. Esta clasificación es arbitraria porque surge desde las apariencias, pero tristemente, socialmente aceptable. Esta forma de ver a los demás se llama “estereotipo”, causa mucho daño pues generalmente se juzga sin conocer. San Pablo nos invita a ver a los demás no como estereotipos, desde nuestros miedos, sino desde su “dignidad”, esto es, como hijos de Dios en Cristo. Si vivimos en el “prejuicio” nos perderemos la oportunidad de conocer verdaderamente a las personas.

EVANGELIO (Juan 6,55.60-69)

«El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen», Jesús ha llevado a sus oyentes hasta el límite, más allá de sus concepciones y de lo que pueden aceptar. La Buena Nueva cuando llega a la vida de las personas, causa una profunda conmoción pues lleva a cuestionar las bases sobre las que hemos construido toda la estructura de lo que somos y el sentido de las relaciones que tenemos con los demás. Nos quedamos sin nada. Es un momento especialmente importante porque llega el tiempo de tomar una decisión, una opción fundamental de la que depende nuestra realización como seres humanos y como cristianos. Si el miedo es más fuerte, lo más cómodo será seguir una vida de “cumplimiento” religioso pero que no vincula, pero si nos arriesgamos y queremos ir más allá, entonces nuestra seguridad solo puede ser una, «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna»

 

Pbro. Luis Alfonso Verdugo Martínez

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