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La máquina fue diseñada en la Universidad de Standford y podría ser la base de futuros cambios en la ingeniería aeroespacial. Con plumas de palomas reales, los investigadores lograron crear unas alas biohíbridas que se transforman e imitan la acción de las aves en vuelo, su control y su manejo del aire. Algo, hasta ahora, imposible. ¿Cómo funciona?

Desde que los hermanos Wright construyeron el primer aeroplano en 1903, han sido muchos los esfuerzos por desarrollar máquinas voladoras cada vez más sofisticadas. Sin embargo, hasta ahora, los movimientos que hacen las aves al volar habían sido difíciles de imitar en el terreno de la ingeniería, en gran parte debido al desconocimiento de la mecánica esquelética y muscular que permite a las aves volar.

Pero un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford lo logró. Al estudiar la anatomía de las alas de cadáveres de palomas pudo conocer la estructura interna de estas, basada en “dedos” y articulaciones con plumas conectadas a ellos. Esto lo que permite es que puedan controlar cada pluma de forma individual. 

Con estos hallazgos el equipo logró diseñar el PigeonBot, un robot que incorpora 40 plumas de paloma reales y que es capaz de imitar y articular esa movilidad tan característica. Las plumas de las palomas fueron conectadas a muñecas y dedos artificiales a través de ligamentos elásticos sintéticos tras notar en un túnel de viento que la acción de las muñecas y los dedos proporcionaban un control fino y preciso. El resto del aparato es fabricado en espuma, con una hélice para producir propulsión y con un GPS y controlador de a bordo. 

Los estudios fueron publicados en las revistas Science Robotics y Science Today por investigadores del departamento de Ingeniería Mecánica de la U. de Standford. Según David Lentik, investigador principal, con este avance “los ingenieros aeroespaciales pueden comenzar a repensar como diseñar, fabricar y controlar materiales y alas que se transformen tan hábilmente como los de las aves”, señaló a la AFP. 

Lo fascinante de la investigación es que el dron, como las aves, puede modificar la forma de las alas, plegándolas cuando necesita velocidad y extendiéndolas ejecutando maniobras hasta ahora difíciles de alcanzar por un dron habitual. Además, gracias a estas características puede volar durante más tiempo gastando menos electricidad. 

En el proceso, el equipo pudo observar que las plumas de vuelo adyacentes se unen para formar un ala continua gracias a una microestructura que funciona de modo similar a un velcro. ¿Cómo? Escáneres de micro-CT y un microscopio electrónico permitieron conocer el funcionamiento de un microscópico sistema de púas y ganchos que se activa cuando se extienden las alas, otro avance importante, aunque todavía hay mucho por descubrir de la manera en que vuelan estos animales.

Fuente: elespectador.com

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