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No por cantados, los cambios en el gabinete de la gobernadora Claudia Pavlovich dejan de ser relevantes, sobre todo en lo que se refiere a la unidad de ese equipo al que le han tocado las maduras y las duras.

Aunque venían trabajando juntos desde mucho antes de aquel 2015 cuando remontaron como oposición y contra todos los pronósticos, una campaña por la gubernatura que comenzó 20 puntos abajo, enfrentando al candidato de Guillermo Padrés, Javier Gándara Magaña, que fue de más a menos y terminó mordiendo el polvo frente a la hoy gobernadora, sin animarse nunca a tomar distancia del ex gobernador, aún preso por delitos de lavado de dinero y defraudación fiscal.

Fue una jornada aquella de 2015, en la que Claudia y su equipo supieron capitalizar el descontento social hacia un gobierno que marcó historia como el más corrupto, lo que objetivamente se puede medir por el hecho de aportar el primer ex gobernador encarcelado, y la cantidad de sus funcionarios que enfrentan aún procesos judiciales.

Los siguientes tres años fueron de mucho trabajo para reconstruir el tiradero que en todas las áreas dejaron sus antecesores, mientras crecía por todo el país la marea morenista que así como sucedió en lo estatal en 2015, capitalizó los yerros, omisiones y escándalos de corrupción del gobierno federal, para convertirse en un tsunami que se llevó en las urnas a tirios y troyanos en todo el territorio de la patria.

Unidos en la victoria y en la derrota, el equipo de la gobernadora se prepara para enfrentar la segunda mitad del camino sexenal, de manera que, más que cambios en el gabinete, lo que se presentará esta semana serán mayoritariamente, enroques.

Así, la gobernadora rescata a Epifanio Salido Pavlovich, que había mantenido un perfil bajo después de la derrota de julio pasado, cuando buscó por la vía de la reelección mantener su curul en el Congreso local, donde desempeñó un importante papel de cabildero con las otras fuerzas políticas allí representadas. Ahora se hará cargo de la secretaría Técnica del gabinete.

Ese cargo lo había ocupado Jorge Durán Puente, quien pasa a la titularidad de la secretaría Particular.

Manuel Puebla Espinoza de los Monteros, que hasta ayer firmaba como Particular, pasa a la secretaría de Desarrollo Social, relevando a Alejandro Corral Hernández, quien se mantuvo como encargado de despacho en el último año.

En la SEC, será ratificado Víctor Guerrero, que entró al quite cuando Ernesto de Lucas, hoy dirigente estatal del PRI se separó del cargo para contender por la alcaldía de Hermosillo, con resultados negativos.

Cabe mencionar que hay dos personajes que se mantienen en sus cargos. El primero de ellos es el secretario de Gobierno, Miguel Ernesto Pompa Corella, mejor conocido como El Potrillo, a quien el temporal de julio casi le hunde el barco.

El Potrillo lidió con tiempos borrascosos, sobre todo después de la elección cuando fue blanco de los envenenados dardos de Alfonso Durazo, quien lo culpaba de las campañas negras durante el proceso electoral, y de Célida López, que arrogándose el papel de vocera de los alcaldes de Morena, llegó a desconocerlo como interlocutor válido con el gobierno del estado.

Ese temporal ha pasado y la alcaldesa de Hermosillo ahora hasta busca la foto con él.

No es de extrañar que Natalia Rivera Grijalva, la jefa de la Oficina del Ejecutivo se mantenga en su cargo, ya que es de las funcionarias que mejores resultados ha dado, y siempre con una presencia discreta y eficiente.

En los tiempos es que se estaban definiendo candidaturas el año antepasado, fue a la única a quien la gobernadora se refirió como alguien con la que le gustaría trabajar los seis años, y lo está cumpliendo. Por algo ha de ser.

II

En otro tema, fuera de la “despeluchada” que me dieron en el póquer las huestes de Ambrosio Escalante Lapizco, que llegaron más bravos que de costumbre, y el susto que nos hizo pasar Gilberto Otero cuando sufrió un desvanecimiento que requirió rápido traslado y breve hospitalización, pero afortunadamente no pasó a mayores, la 22 edición de Abelandia transcurrió como estaba previsto: con mucha música, comida, bebida, convivencia y desde luego, grilla.

Los que piensan que esta celebración es una especie de cónclave de notables de la política, se sorprenderían al saber que al menos el 90 por ciento de los asistentes son raza que no ocupa puestos públicos relevantes ni cargos partidistas, sino pequeños y no tan pequeños productores y empresarios; empleados, trabajadores del campo y la ciudad; columpios varios, amigos que refrendan en esa celebración, precisamente, la amistad.

Claro, la presencia de personajes de la vida política hace que este encuentro atraiga siempre los reflectores, como sucedió otra vez al coincidir indudables protagonistas de la coyuntura electoral, comenzando por uno de los anfitriones, Ricardo Bours Castelo y siguiendo con Ernesto “El Borrego” Gándara, ambos mencionados como los más perfilados aspirantes a la candidatura al gobierno del estado en 2021.

También estuvo con ellos Antonio Astiazarán Gutiérrez, a quien se le menciona para esa competencia, pero ahora bajo las siglas del PAN, y en la misma mesa, Ernesto “El Pato” de Lucas, de quien algunos dudaban que asistiera después de lo que fue interpretado como un mensaje para Ricardo Bours, quien ha advertido que si no hay piso parejo para la competencia interna en su partido, buscará la candidatura por la vía independiente.

“En el PRI nadie está a huevo”, dijo El Pato recientemente ante un grupo de periodistas, aunque en Abelandia ambos se abrazaron y convivieron como mandan los cánones de la civilidad.

Lo que sí fue notorio esta vez: la ausencia de funcionarios del gobierno del estado, salvo el caso de Germán Robles, el director de eventos especiales que suele hacer acto de presencia casi siempre en ese encuentro.

Otro que siempre pasa lista de presente, el profe Gerardo Figueroa, ex alcalde de Puerto Peñasco y ex diputado local. Un tipo que le entiende, y le entiende bien a la política y al sindicalismo magisterial.

También por allí el ex alcalde de Cajeme, Faustino Félix Chávez, que extrañamente esta vez no subió al escenario para echarse un palomazo con los veteranos y cada vez más afinados músicos del legendario Grupo La Tierra de Ciudad Obregón.

Por primera vez, asistió el secretario del Ayuntamiento de Hermosillo, Alfredo Gómez, y el candidato a dirigir la UGRS, Daniel Baranzini.

Por lo demás, la convivencia sólo puede resumirse en una frase: a toda madre.

III

Y en temas tristes, imposible dejar de mencionar la tragedia de Tlahuelilpan, Hidalgo.

85 muertos y contando, después del dantesco cuadro tras la explosión de un ducto de Pemex donde pobladores del lugar robaban gasolina ante la impotencia de policías y soldados que evidentemente recibieron la orden de no impedir esa temeraria acción.

Mucha tinta y bytes han corrido en estos días a propósito de este lamentable hecho.

Pero si 85 muertos, entre calcinados y personas (adultos y niños) que no pudieron sobrevivir a las quemaduras son una tragedia mayúscula, no es menor la otra tragedia. La del lucro político con esas muertes.

El infierno de Tlahuelilpan es la metáfora perfecta para un deslinde de responsabilidades permeado por la demonización del enemigo político; la satanización de la tragedia como cortina de humo que distrae, condena y/o exonera. No hay punto medio y lo peor, es que esa polarización, ese atrincheramiento en los territorios de lo irreductible no tiene para cuando acabar. Más aún, parece que irá en aumento en los días por venir.

Qué tristeza.

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