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Los números van configurando el escenario de la tragedia. 29 muertos en el país y mil 215 casos confirmados; en Sonora los casos de infectados llegan a 18, la mayoría mujeres; dos de ellas en estado grave. Dos recuperados para documentar un optimismo sin mucho aliento.

El decreto de emergencia sanitaria nacional, por su parte, prefigura otra tragedia: la de la confrontación social y política ante el inminentet crack económico. La agudización de una crisis que nunca se ha ido, pero a la que los especialistas proyectan desastrosa.

El decreto abrió un nuevo episodio de confrontación entre el sector empresarial y el presidente de la República. Con el agregado de que no sólo es el sector empresarial que tradicionalmente ha chocado con el presidente aunque a veces acuda a comer tamales de chipilín a Palacio, sino un sector mucho más amplio, de una base social inmensa integrada por millones de pequeños y medianos empresarios que sin estímulos ni apoyos ya se ven condenados a la quiebra.

El tablero de la disputa ya no es el ideológico ni, de alguna manera, el político, elementos que no dejan de estar presentes, pero el terreno del debate es preponderantemente el económico y más concretamente el de las economías familiares, usualmente prendidas con alfileres que esta vez va a arrancar el vendaval.

La pandemia viene fuerte. La posibilidad de que en México ocurra lo mismo que en España, Italia, Irak o Estados Unidos es real y las próximas dos semanas serán las más críticas en términos de multiplicación de contagios. La principal arma contra la cadena de contagios es quedarse en casa. El aislamiento, la distancia social.

Pero en México hay una combinación letal. Por un lado toda esa gente que no cree en la gravedad del asunto y por el otro, la que creyéndolo no tiene más opción que seguir saturando el transporte público, los mercados, las calles…

El tiro ya está cantado. Los empresarios no están dispuestos a parar frente a la contingencia si no se garantizan condiciones para mantener sus negocios al menos en la línea de flotación, mediante estímulos y exenciones fiscales, créditos, prórrogas y apoyos directos.

El gobierno por su parte ha dicho que no se puede todo y que ya está en marcha un programa de apoyos con créditos por 25 mil pesos a microempresarios establecidos y a quienes viven en la informalidad. Pero según el Inegi, en el país hay 4 millones 57 mil microempresas, de manera que el fondo anunciado alcanzaría sólo al 25%.

Que es el momento de ser solidarios y sacrificar algo de lo que han ganado en sus actividades productivas, también dijo el presidente.

En el fondo de esta posición subyace la idea, muy arraigada en el presidente de que el empresario es, por definición, un ladrón de cuello blanco que se ha enriquecido en negocios a la sombra del poder. A los que acaba de llamar ‘la verdadera peste’ para ilustrar el sacrificio que hace al saludarlos de mano, con menos reticencias de las que mostró al saludar a la mamá de El Chapo Guzmán.

Nadie puede negar que esa clase empresarial existe, y que no sólo los saluda de mano (aún con asquito) sino que recientemente les ‘sugirió’ ayudar con la compra de mil quinientos millones de pesos en boletos para la rifa del avión que no rifa ningún avión.

Pero además de esos acaudalados, existen millones de pequeños empresarios expoliados por el fisco, obligados a cumplir con las cuotas patronales del IMSS, Infonavit, etcétera, y también con la nómina de sus empleados. Cabe decir que en esa amplia base social se encuentran muchos de los votos que llevaron a Andrés Manuel a la presidencia y a los candidatos de la coalición a los cargos que ahora ocupan.

Dejarlos ahora colgados de la brocha no parece ser el mejor método para recuperar los niveles de popularidad presidencial, venidos a menos desde principios de marzo con las vacilaciones y torpezas ante la insurgencia feminista.

El gobierno federal no se va a mover un ápice de su guion. Ya anunció lo que desde sus cálculos es suficiente para sortear la pandemia y no está dispuesto a escuchar otras opciones, que las hay. 

El senador Damián Zepeda propuso una entrega directa de recursos a todos y cada uno de los trabajadores registrados en el IMSS y a los pequeños y micro empresarios registrados en Hacienda. Poco más de 3 mil pesos a cada uno, lo que sumaría unos 150 mil millones de pesos. Desde sus cuentas disponer de un monto así en un presupuesto de 6 billones de pesos, es posible. 

Como es posible que su propuesta no pase en el senado por el simple hecho de venir de donde viene: el PAN.

Pero también hay propuestas desde su propio partido. Por ejemplo en Cajeme, el alcalde Sergio Pablo Mariscal está haciendo lo propio y además del fortalecimiento del programa ‘Quédate en casa’, ayer se reunión con dirigentes empresariales para definir criterios de distribución de créditos cuyo origen es una bolsa de 500 millones de pesos solicitados a la secretaría de Economía estatal.

Los créditos van desde los 25 mil pesos para microempresas que empleen a uno y hasta 25 empleados, y de 50 mil pesos a quienes tengan de 26 a 50 trabajadores.

También se podrá acceder a créditos que van de los 200 mil a los 500 mil pesos, para lo cual es necesario integrar los expedientes respectivos. 

Se trata de créditos blandos, fáciles y accesibles; con tasa cero de interés, a 36 meses de gracia, sin revisión del buró de crédito y sin garantías.

El alcalde también anunció que solicitará al gobierno federal que incluya a pequeñas y micro empresas en el fondo de 25 mil millones de pesos anunciado recientemente, pero sólo para el comercio informal.

En los estados, los gobernadores se asemejan mucho a los tripulantes de una embarcación que naufraga y de la que tiran por la borda cubetas de agua. Se están moviendo rápido y con lo que tienen. Algunos se adelantaron a las medidas de prevención y contención, como es el caso de Sonora.

Todavía ayer, la gobernadora Claudia Pavlovich solicitó al gobierno federal que despliegue toda la capacidad operativa del Insabi (cualquier cosa que eso signifique), la dotación de reactivos para detección del coronavirus y el apoyo para la conclusión y equipamiento del nuevo hospital de especialidades para tenerlo listo en esta contingencia.

La gobernadora se enlazó en una videoconferencia en la que también solicitó la restricción de tránsito no esencial en la frontera norte. Que así como Estados Unidos lo hizo, México también lo aplique en el tránsito de norte a sur, considerando que los casos de coronavirus se han disparado en el vecino país.

En ese diálogo participaron la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, el canciller Marcelo Ebrard; el subsecretario de Salud Hugo López Gatell y el titular de Protección Civil, David León Romero.

En una entrevista en el programa que transmite el secretario de Desarrollo Social, Manuel Puebla vía Facebook, la gobernadora anunció el arranque de un programa de seguridad alimentaria a partir del 9 de abril, mediante el cual se entregarán paquetes alimentarios a familias vulnerables en las ciudades más pobladas. 

En este programa participarán más de 300 servidores públicos, quienes entregarán paquetes con 50 artículos necesarios para que más de cien mil personas en condición de pobreza extrema cuenten con una canasta básica para un mes.

Adicionalmente el DIF Sonora apoyará a más de 86 mil familias en los 72 municipios y sus zonas rurales con 730 toneladas de alimentos.

Desde los ayuntamientos también se le están viendo las orejas al lobo de la pandemia y hay mucha preocupación por la gente que se niega a quedarse en casa. 

La alcaldesa Célida López solicitó al gobierno estatal la evaluación y en su caso aprobación de un resguardo domiciliario que ayude a que los ciudadanos suspendan toda actividad en la vía pública o en reuniones sociales después de la seis de la tarde y hasta las seis de la mañana del día siguiente.

La propuesta cobra relevancia porque tan solo en un día se detectaron más de 200 fiestas en las que participaban más de diez personas. 

La propuesta ha generado polémica, pero luce correcta una vez que ya se ha restringido la actividad de actividades no esenciales durante el día, aunque mucha gente sigue sin hacer caso.

La emergencia ha comenzado. Preparémonos para ello y sobre todo, a quedarse en casa.

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