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Ni les había comentado que el pasado viernes nos volvimos a encontrar al ex candidato del PAN a la gubernatura, Javier Gándara Magaña con quien sostuvimos una nueva conversación a propósito de la prospectiva 2021 en Sonora, tema al que le entiende y no le saca.

Gándara Magaña es, por lo visto, asiduo cliente del mejor hotel de San Carlos, el Marinaterra y especialmente del restaurante El Embarcadero, que cuenta con el menú más suculento del litoral guaymense, porque además de la grilla, el señor también le entiende al disfrute y goce de las cosas buenas de la vida.

El punto es que Javier retomó el tema que había abordado un par de semanas atrás, cuando apareció como el precandidato a la gubernatura mejor posicionado en el PAN, lo que sumado al aún más alto puntaje obtenido por su primo Ernesto “El Borrego” Gándara lo hizo jugar con la posibilidad de sumar fuerzas para plantarle cara a lo que hoy aparece como una imbatible precandidatura en la persona de Alfonso Durazo por Morena.

(Según la más reciente encuesta de TM Reporte, Morena encabeza hoy las preferencias electorales rumbo a la elección 2021, con cualquiera que aparezca en la boleta, incluyendo a Célida López, Lilly Téllez y Arturo Bours).

El buscapiés lanzado por el empresario harinero y automotriz provocó un revuelo bastante regular en la clase política, señaladamente entre los panistas donde hubo más de cuatro al borde del soponcio.

Esta vez, sin embargo, Javier sostuvo que él es militante del PAN, su compromiso es con ese partido y hará lo que tenga que hacer para que les vaya bien en la próxima elección, ya sea como candidato (algo que no ha decidido) o apoyando a los candidatos que el PAN postule (algo que sí ha decidido).

Lo que sí descartó es una alianza con el tricolor, incluso si su candidato fuera El Borrego. Pero tiene claro que los partidos políticos no son dueños de los votos ciudadanos, como lo ha probado su propia experiencia cuando fue candidato a la alcaldía en 2009. En esa elección, Guillermo Padrés tuvo en Hermosillo unos 8 mil votos por encima de Alfonso Elías, el candidato del PRI, mientras que él obtuvo más de 35 mil votos sobre Epifanio Salido. “Miles de priistas votaron por mí, y muchos panistas que votaron por mí no votaron por Padrés”, asegura.

Tres años antes el fenómeno se había repetido a la inversa, cuando El Borrego (PRI) barrió en las urnas a Rodolfo Flores Hurtado (PAN), seguramente con el voto de muchos panistas que le dieron el triunfo al candidato del PRI.

Pero eran los tiempos en que Hermosillo todavía no inauguraba la era de la alternancia de tres, y la alcaldía se disputaba sólo entre dos partidos. Hoy el escenario es distinto después de una elección en la que muchos priistas y panistas votaron por Morena no sólo en la capital, sino en todo el estado.

No le desagradaría la idea de ver a su primo como candidato del PAN, pero esa es una posibilidad muy remota, pues su partido se decantará por uno de los suyos y en el proceso de selección habrán de entrar todos los grupos internos, no sólo los dirigentes estatales, sino los nacionales donde Damián Zepeda sigue teniendo peso.

Javier expone que el PAN debe postular a los mejores hombres y mujeres, que tengan arraigo y presencia en la ciudadanía, compromiso social y que sean competitivos electoralmente.

El Borrego cumple con ese perfil, pero no lo ve como candidato del PAN, aunque tampoco descarta que militantes y simpatizantes de su partido voten por él si fuera candidato por alguna otra plataforma.

En resumen, Javier Gándara refrendó su militancia y compromiso con el PAN y se visualiza trabajando por su partido en 2021. Lo que suceda en otros partidos y con otros candidatos ya se irá viendo.

II

Apunten la fecha de ayer, como el día en que la gobernadora Claudia Pavlovich les pegó un ‘leidón’ de cartilla a los integrantes de su gabinete, para que comiencen a solventar cualquier observación hecha por los órganos internos y externos de fiscalización, ya que no está dispuesta a perder el ritmo que hasta ahora lleva en materia de rendición de cuentas.

Ayer hubo reunión de gabinete en Palacio de Gobierno y el tema central fue el de la solventación de observaciones, una materia en la que no existe punto de comparación con el pasado sexenio que concluyó con más de 30 mil millones de pesos (¡30 mil millones de pesos!) observados por la auditoría superior de la federación.

En los años subsecuentes se ha venido reduciendo esa cifra hasta casi cero observaciones, lo cual es un gran avance. Sin embargo, al parecer en el último trimestre se han registrado algunas irregularidades con las que la gobernadora no está dispuesta a cargar, por lo que su exigencia fue para que los titulares de todas las dependencias se pusieran las pilas para solventarlas.

Vaya, dicen que hasta en el ISAF, el órgano de fiscalización estatal donde despacha Ramón Moya Grijalva traen algo así como un millón de pesos observados en el último trimestre. Y si los fiscalizadores andan fallando, imaginen los fiscalizados.

La gobernadora ha sido enfática cuando dice que el año que más le preocupa de su sexenio es el séptimo; una alegoría con la que suele aludir a la tranquilidad a que aspira una vez terminado su mandato.

Sus funcionarios tienen la palabra.

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