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Los nutridos mítines que encabezó Andrés Manuel López Obrador en Sonora, señaladamente el de Nogales y el de Ciudad Obregón quizá tengan entre los más sorprendidos a los propios morenistas locales, pero sólo son la materialización de una alza en la intención del voto por el tabasqueño, una realidad inocultable.

 

Como es inocultable el rápido aprendizaje de las malas mañas, operación en redes sociales incluidas: fake news, campañas negras, spam, troleo y cosas así.

 

Ninguno de los otros candidatos ha tenido eventos tan nutridos a cielo abierto. José Antonio Meade ha visitado dos veces el estado ya como candidato, pero sus encuentros con simpatizantes han sido en locales cerrados y quizá sea el único que pueda, más adelante, congregar multitudes echando mano de las tradicionales prácticas de “movilización”, como suele llamarse por estos días al acarreo.

 

Como lo hubo en los mítines de El Peje, pero a estas alturas ningún candidato puede lanzar la piedra del acarreo y esconder la mano de los camiones rentados. Hace mucho que el PRI no tiene el copyright de esa y otras prácticas.

 

Margarita y El Bronco quizá tengan por acá algunos actos testimoniales y Ricardo Anaya le está sacando la vuelta a visitar Sonora. No lo hizo en la precampaña y tampoco lo ha hecho ahora. Y tiene motivos para no hacerlo.

 

En cuanto ponga un pie en Sonora, el candidato del PAN va a desenterrar y echarse a cuestas el cadáver político de Guillermo Padrés, relanzando en todo el país un tema que le escuece y que hoy permanece en un discreto silencio mediático.

 

Pero en cuanto Anaya llegue a Sonora, Guillermo Padrés reaparecerá en la gigantesca dimensión de lo que representa como uno de los gobernadores más corruptos del país, echando por tierra el discurso anticorrupción del candidato frentista, al que no le conviene ventilar ese tema en vísperas del primer debate de candidatos presidenciales.

 

Pero volviendo con el tabasqueño, decíamos líneas arriba que nadie debe llamarse sorprendido por la convocatoria de quien hoy por hoy capta la franja más amplia del voto antisistema, a pesar de sus alianzas con personajes siniestros; de su oferta populista (aunque desde los 90, Monsiváis decía que amplios sectores de la sociedad mexicana estaban tan jodidos, que ya lo que quisieran es un poco de populismo).

 

Al Peje no lo bajan a pesar de sus desplantes antidemocráticos y autoritarios; de su tendencia al reduccionismo ramplón que confronta sistemáticamente y polariza a los mexicanos entre quienes lo apoyan y “la mafia del poder”; a pesar de sus verdades a medias y mentiras completas que hasta hoy le han funcionado, pero en adelante nadie garantiza que así siga siendo.

 

En su gira por Sonora le estallaron dos cohetes en la mano. El primero, con otro de sus típicos desplantes con los que abrió fuego contra quien fuera su aliado durante el ejercicio de su gobierno en el Distrito Federal, Carlos Slim. El choque se dio a propósito del tema del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).

 

Slim se pronunció a favor de la construcción de esa obra, tal y como está prevista; la comparó con lo que en su momento representó el Canal de Panamá y señaló entre otras cosas que significa un detonador del desarrollo para esa zona.

 

En San Luis Río Colorado, el Peje respondió -al parecer de botepronto y sin consultarlo con sus asesores-, abriendo fuego contra el hombre más rico de México, y uno de los más ricos del mundo, acusándolo de haber sido mandado por Carlos Salinas, Peña Nieto y la mafia del poder. Y digo que a botepronto, porque luego lo quiso matizar, primero con el sobado recurso de la consulta popular, y luego con la mano tendida para platicar sobre el tema.

 

Este choque no es cualquier cosa y seguramente traerá consecuencias. Entre ellas, el reagrupamiento de un poderoso sector del empresariado mexicano e internacional que, si hasta ahora se habían mantenido en un perfil bajo y hasta considerando la eventualidad de una presidencia encabezada por el tabasqueño, pueden entrar de lleno en el proceso sucesorio operando, ya abiertamente, en contra del candidato de Morena. El capital, decían los clásicos, no tiene ideología, pero sí tiene fuertísimos intereses que no estarían dispuestos a comprometer.

 

Otro tema que trascendió el ámbito estatal fue el de la avioneta privada en la que el candidato de Morena viajó de Mexicali a Nogales y luego a Guaymas. Francamente, el tema me parece pueril, pero prendió porque hace poco, Andrés Manuel declaró que él no viajaba en aviones privados, lo cual hubiese pasado como una mentirilla más, pero esa mentirilla se fue alimentando con otras para controlar daños y resultó peor.

 

Nadie planea una gira de medio día en tres municipios separados por mil kilómetros, si no considera hacerlo por aire. Es decir, el avión ya estaba asegurado desde antes y no tuvo que ver con “ajustes de tiempo”. Todo mundo sabe también que en estos casos, siempre hay un empresario amigo, propietario de una aeronave, que la ponga a disposición del candidato y su comitiva.

 

El problema es que alguien tomó la foto de esa comitiva bajando del avión y luego tuvieron que salir, los morenistas, a dar explicaciones que sólo enredaron más el tema. Que si es una nave vieja y barata, que si es de una empresa, que si costó 76 mil pesos el traslado y eso se registrará como gastos de la campaña ante el INE y demás.

 

En realidad, la aeronave es privada, es decir, no está autorizada para ofrecer servicios de traslados, ni está registrada como empresa proveedora de servicios ante el INE, algo que seguramente ya está documentado en ese grueso expediente del que hablábamos en columnas anteriores, que servirán para documentar violaciones a los topes de campaña, y que todos los partidos están integrando.

 

El tema de las mentirillas sobre la avioneta no debería ser, en todo caso, lo relevante. Esas se las avienta cualquiera cuando es sorprendido en una trácala.

 

El tema debería ser otro, y a propósito de otras mentirillas, como esa de que el paraíso democrático viene y nada lo detiene; que se acabará la corrupción y todos los mexicanos seremos felices y prósperos en la República Amorosa, cuando en realidad, cualquiera voltea al entorno de El Peje y ve la gente con la que sacará al país de la crisis y ve a los mismos que lo sumieron en ella.

 

Pero bueno, así está la cosa.

 

II

 

De que hay, indiscutiblemente, un crecimiento en la intención del voto por Morena, soy testigo. El pasado fin de semana acudimos a una gira por municipios del noroeste, invitados por el dirigente del PRI, Gilberto Gutiérrez Sánchez. El objetivo de la gira: supervisión de la estructura única de promoción y defensa del voto.

 

Me quedó claro que no hay otro partido con la experiencia, la convicción y la militancia lista para esos menesteres en los que han acumulado la disciplina de un ejército.

 

Me quedó claro también, que hoy por hoy, la contienda en Sonora se diputará entre dos fuerzas: el PRI y Morena, rompiendo una tendencia histórica de bipartidismo, algo que también hemos comentado aquí desde hace meses.

 

Municipios como San Luis Río Colorado y Puerto Peñasco, tradicionalmente disputados entre PRI y PAN, hoy muestran un desgajamiento del blanquiazul y una preocupación del tricolor por el crecimiento de Morena.

 

De hecho, en algunos de esos municipios, nos tocó conversar con panistas que están llegando al PRI o a Morena, para sumarse a sus campañas. Caborca, Pitiquito, Altar, San Luis, Puerto Peñasco son municipios donde se están reconfigurando las fuerzas y la tendencia a mandar al tercer lugar al PAN, es clara.

 

Hace como tres años, aquí mismo escribimos que los panistas no habían hecho aún la evaluación de los costos históricos e inéditos que para su partido había traído el padrecismo, que encumbró a unos cuantos a niveles insospechados de prosperidad económica, pero hundió al partido en una crisis peor que la de 1996-97. Bueno, pues estamos en esa antesala.

 

La más reciente encuesta difundida por Televisa y realizada por Consultoría Cabildo confirman esta tendencia. Las preferencias electorales en la fórmula al Senado la siguen encabezando los priistas Sylvana Beltrones y Maloro Acosta, que mantienen a los morenistas Lilly Téllez y Alfonso Durazo muy cerca en el segundo lugar, y en un lejano tercer sitio a los candidatos del PAN-PRD-MC, Antonio Astiazarán y Leticia Cuesta.

 

 

La novedad hoy, es el crecimiento de Morena, pero también la duda sobre la consistencia de esa opción, en materia de estructura. Y no aludimos a “estructura” como un concepto abstracto, sino como los hombres y las mujeres que en su cotidianidad se identifican, militan y están dispuestos y preparados para el multicitado “Día D”, cuando realmente se disputan los votos.

 

Y en ese terreno, el PRI les lleva ventaja. Ojo.

 

III

 

Estuvieron muy intensos estos días y el espacio no alcanza para cubrir todos los temas, pero ya nos iremos reponiendo para relatarles algunos avatares que están llenando la agenda cotidiana. Por hoy, nos vamos a cumplir otras obligaciones y mañana por acá nos leemos.

 

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