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Suele decirse, no sin razón, que en México las campañas electorales comienzan justo en el momento en que se cierra la última casilla de la jornada anterior.

 

La experiencia indica que así ha sido y así es, pero no sé si usted, adelantada lectora, ansioso lector, habrán notado que en el más reciente proceso electoral esta tendencia ha sido más marcada y, a tres años de que concluya la administración de Claudia Pavlovich y a menos de un mes de que hayan tomado posesión alcaldes, diputados y senadores, ya forman una pequeña legión quienes aspiran a sucederla.

 

Por el lado de la oposición al PRI en el gobierno estatal, el camino pareciera más despejado, pero eso no es tan cierto, considerando la existencia de una amplio rango de incertidumbre acerca de los resultados que ofrezca la llamada “cuarta transformación” y de los cuales dependerá en muy buena medida llegar a la siguiente jornada con candidaturas fuertes, con personajes que pudieran salir bien librados del proceloso mar de una transición que en muchos sentidos sigue siendo una incógnita.

 

Hasta hoy, el candidato que aparece más perfilado en las filas de Morena es, sin lugar a dudas, el senador Alfonso Durazo Montaño, a quien a partir de diciembre veremos como secretario de Seguridad Pública en el gabinete lópezobradorista.

 

La historia mexicana moderna no registra a un presidente que haya surgido de esa secretaría, de la PGR o de los altos mandos policiacos, y eso resulta natural pues ese trabajo no da para el lucimiento clientelar y antes bien, es uno de los ejercicios más desgastantes, quizás sólo después del que le toca al propio presidente.

 

Y en las condiciones en que se encuentra el país, con la delincuencia organizada disputando palmo a palmo el territorio nacional al Estado, lo anterior cobra especial relevancia.

 

Alfonso Durazo, como candidato en Sonora ha hecho papeles muy decorosos desde 2006, cuando compitió para el senado bajo las siglas del PRD, sorprendiendo con más de 250 mil votos para su causa, que lo hizo ocupar un cercano tercer lugar en un contexto de bipartidismo muy marcado entre el PRI y el PAN, donde la izquierda no obtenía resultados tan alentadores desde 1997. En 2012 logra una votación histórica que superó el medio millón de votos, junto con su compañera de fórmula, Lilly Téllez.

 

A la conductora de televisión se le ubicaba como prospecto para la candidatura en 2012, pero las últimas señales indican que los próximos seis años de su vida no se moverá de la zona de confort que le brinda su escaño en el senado.

 

A la alcaldesa de Hermosillo, Célida López Cárdenas se le mencionó inicialmente como posible candidata, pero ella misma ha declinado a favor de Alfonso Durazo, si bien los próximos tres años estarán llenos de sorpresas y las aspiraciones pueden cambiar.

 

Pero además, el arranque de la administración municipal ha sido bastante complicada en una ciudad que se ha caracterizado por deteriorar seriamente las aspiraciones de los ocupantes de la oficina más refrigerada de palacio municipal

 

Ahora bien, nadie debe perder de vista a un personaje llamado Arturo Bours Griffith, acaudalado empresario cajemense que aceptó, no sin muchas reticencias, la suplencia en la candidatura de Alfonso Durazo al senado.

 

Es la primera vez que Arturo Bours acepta participar en política electoral y no fue fácil convencerlo. Lo suyo es la actividad empresarial y el ejercicio de gobierno no es algo que le seduzca. Al menos así era hasta hace poco.

 

Cuenta la leyenda urbana, que el encargado de convencerlo de participar fue su amigo Alfredo Gómez Sarabia, actual secretario del Ayuntamiento en Hermosillo.

 

Bours Griffith ocupará el escaño que deje Alfonso Durazo tras solicitar licencia para ir a ocupar la secretaría de Seguridad federal. Como quiera que sea, no hay que perder de vista a este personaje, que podría dar la sorpresa dentro de dos años, combinando la fuerza de Morena, el apoyo del gobierno federal y el poder de un sector empresarial sonorense donde aparece con una limpia hoja de servicio.

 

Por el lado de la izquierda, pero en el PT, ya levantó la mano la diputada federal y próxima comisionada nacional del deporte, Ana Gabriela Guevara, que sin ambages ni recovecos anunció su intención de buscar la gubernatura en 2021. Tiene a su lado a un operador electoral probado como es Ramón Flores, que se encuentra trabajando desde ya en esa proyección.

 

En Movimiento Ciudadano no se ven muchos perfiles competitivos, pero si habría que enlistar a alguien, sin duda sería la diputada local María Dolores del Río.

 

Pero MC, que había levantado muchas expectativas después de la elección 2015 donde se ubicó como la fuerza emergente de mayor crecimiento, también fue víctima de la ola pejista en 2018 y apenas le alcanzó para una diputación local plurinominal, regidurías en algunos municipios y un par de alcaldías en municipios pequeños.

 

Las más recientes señales apuntan a que MC está siendo absorbido tanto en el plano nacional como estatal, por Morena, con quien eventualmente lo podríamos ver aliado en 2021, apoyando al candidato o candidata de la coalición que vuelva a encabezar.

 

En el PAN, el que hasta hace poco aparecía como precandidato natural es el senador Damián Zepeda, aunque últimamente se le andan desalineando los astros y no es factor de unidad en el blanquiazul, donde podría repuntar Héctor Larios Córdova si se alza con el triunfo en la elección para encabezar la próxima dirigencia nacional. También levanta la mano Ernesto Munro Palacio, aspirante a la dirigencia estatal del PAN, donde aparece con mayores posibilidades, aunque llegará bastante raspado por la contienda interna.

 

Al PRD y al PES de plano no los contamos. Estos partidos los veremos seguramente buscando alianzas con otros y apoyando a sus candidatos, buscando conservar el registro y quizás hacerse de algunas regidurías pluris.

 

Donde el proceso interno luce muy interesante es en el PRI sonorense, quizás el principal damnificado del tsunami pejista este año. Como partido en el gobierno, se avizoran tres años bastante complicados en el contexto de una nueva relación con el gobierno federal, que va a requerir de mucha política para mantener el barco con rumbo en un mar lleno de escollos.

 

Hasta hoy, la gobernadora Claudia Pavlovich ha dado muestras de que en el plano federal, es capaz de tender puentes y colaborar con el nuevo gobierno que encabezará Andrés Manuel, con quien apenas ayer se reunió, junto a los otros gobernadores fronterizos, para comenzar a proyectar políticas públicas en un marco de entendimiento. De esa reunión surgió el anuncio de que en los próximos años, los municipios de San Luis Río Colorado y Nogales tendrán recursos federales por el orden de los diez mil millones de pesos.

 

Donde el asunto se complica un poco es en el plano estatal, donde la coalición que encabeza Morena no termina de digerir las reformas constitucionales aprobadas en agosto y ya han dejado ver que se convertirán en una verdadera pierda en la zapatilla de la gobernadora.

 

Por si fuera poco, en el gabinete estatal no se advierten perfiles que presenten las características requeridas para dar la batalla en una contienda que se anticipa sin cuartel ni tregua. Salvo el caso de la jefa de la oficina del Ejecutivo, Natalia Rivera, no se ven más personajes dispuestos, pero sobre todo capaces, de recuperar el terreno perdido en julio pasado. Algunos mencionan al secretario de Gobierno, Miguel Ernesto Pompa, pero en los últimos meses ha sido expuesto a un gran desgaste y hasta se habla de que podría ser relevado en el cargo próximamente.

 

Quizás por eso, las figuras que se han proyectado con más fuerza son la del actual secretario técnico del CEN del PRI, Ernesto Gándara Camou, y la del político y empresario cajemense Ricardo Bours Castelo, que ya levantaron la mano para hacerse presentes en 2021.

 

Ambos, sin embargo, tienen la particularidad de no ser depositarios de todas las querencias en Palacio de Gobierno, ni en otros ámbitos de la vida partidista donde sigue teniendo peso la voz y el voto de Manlio Fabio Beltrones.

 

Y si la gobernadora tendrá que desplegar toda su capacidad de negociación hacia afuera, con el gobierno federal y con la emergente fuerza de la coalición que encabeza Morena en Sonora, no será menos importante lo que tenga que hacer hacia dentro de su partido, donde sigue siendo la voz de mando.

 

Ahora bien, hasta antes de la elección de julio, Ricardo Bours y Ernesto Gándara habían coincidido en un proyecto común en el que por dos ocasiones, el hermosillense fue precandidato al gobierno del estado y el cajemense lo apoyó, algo que apenas ayer Ricardo Bours recordó diciendo que ahora le toca al Borrego devolverle el favor.

 

Por otro lado, El Borrego Gándara también declaró que, aunque no sería la opción de su preferencia, está dispuesto a no cerrar ninguna puerta si es que en el PRI se la cierran por tercera ocasión, dejando entrever que podría aparecer en las boletas bajo las siglas de otro partido.

 

Un partido que, ojo, podría ser Morena, que ya le ofreció la candidatura en 2015.

 

Falta mucho, ciertamente, para el año 2021, pero el tiempo vuela y han sido los propios protagonistas de esta historia quienes han adelantado sus aspiraciones, dejando a los becerros más pandos de lo que usualmente los dejaron en pasadas coyunturas.

 

Las cartas están sobre la mesa, pero nadie sabe lo que va a pasar en los próximos dos años. Qué nervios.

 

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