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No se avizora mañana para el PAN.- Kala Castro, dirigente municipal del partido azul en Cajeme, deberá luchar contra corriente, porque su instituto tiene todo en contra.- ¿Serán Morena y el PRI, las fuerzas electorales del 2021?

Bernardo Elenes Habas

Carlos Castro Franco, El Kala, nuevo dirigente del comité municipal del PAN, deberá luchar contra corriente, porque el partido que ahora dirige, tiene todo en contra.

El domingo anterior se llevó a cabo la asamblea respectiva en Cajeme, y aunque se manejó la plataforma de hombres y mujeres que encabezó Castro Franco con la metáfora de planilla de unidad, en realidad no le alcanzó para más al partido que un día, hace 40 años, un visionario y progresista luchador social, Adalberto Rosas López, puso en el corazón de los cajemenses. Posteriormente, en el 2003, lo haría Jesús Félix Holguín, sacándolo de la agonía a que lo habían sometido sus propias tribus, entre las que ya se encontraba la de Rodrigo Ramírez. Luego vendría Manolo Barro Borgaro, logrando la administración 2009-2012.

Hoy, los panistas de Cajeme deben de ser congruentes y aceptar su realidad, reconociendo que no han avanzado más que en tres ocasiones, cuando gente con luz propia, incluso rebasando la ideología partidaria, removieron raíces y ambiciones domésticas de sus grupos, para construir los puentes legítimos del triunfo popular, poniendo sus siglas en el alma de Cajeme. Pero los caciques azules no han sabido interpretar los signos de los tiempos, y ellos mismos se han encargado de dinamitar esa realidad.

Y, ciertamente, el PAN municipal tiene todo en contra, al interior y al exterior. Muchos de sus hombres y mujeres han abandonado sus siglas, y lo han hecho no porque les haya ganado la ambición de arribar a escenarios de poder, sino decepcionados de la ausencia de democracia al momento de establecer estrategias inteligentes y triunfadoras para llegar a

los campos de batalla electoral.

Experiencias pasadas sustentan que algunos candidatos tuvieron que aceptar caprichos e imposiciones familiares en planillas y fórmulas, las que pudiendo fundamentarse en la apertura inteligente con visión de éxito, las estigmatizaron con la exigencia de cuotas de grupo, creyendo que la conciencia popular les apoyaría por siempre.

Al interior tendrá, pues, El Kala Castro, que sacudirse tutelas consanguíneas. Demostrar que su partido no será dominado por un apellido. Sólo así podría ganarse la confianza de su militancia y de simpatizantes.

Al exterior, su lucha, sus acciones, su visión de presente y futuro partidario, deberá enfocarse a rehacer el tejido dañado del PAN, donde el nombre de Guillermo Padrés Elías y de quienes fueran su equipo de saqueo a su paso por el Gobierno de Sonora, no se borran de la memoria colectiva.

No debe, ante ninguna circunstancia, el panismo de Sonora, y por supuesto de Cajeme, asumir como propios los triunfos que el PAN obtuvo durante las pasadas elecciones del 2 de junio, pretendiendo acomodarse en el esfuerzo de una oposición que repunta y

comienza a dejar huella contra el poderío nacional de Morena. El PAN Sonora es otra cosa, no puede medirse con la vara que se utiliza en las demás entidades. Aquí, estrictamente, está sujeto a las marcas imborrables que les heredó Padrés Elías.

Y en Cajeme, Acción Nacional vive un evidente retroceso, porque además de cargar con la herencia maldita de Padrés, sus hombres únicos y providenciales se mantienen como propietarios de las siglas, decepcionando a sus militantes, como sucedió con Jesús Félix Holguín y Sóstenes Valenzuela Miller, quienes les enseñaron, en su momento, la regla de oro para mantenerse como fuerza política. Sólo que esa lección no la aprendieron aquellos que ven al partido azul como franquicia.

Esas actitudes y comportamientos, permiten avizorar que la batalla electoral en Cajeme el 2021, será entre Morena y PRI.

Le saludo, lector.

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