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El odio político está en el ambiente.- Crónicas para la historia (No. 159).- Virus que daña y pudre el alma de quien se contagia.- Ya funcionan módulos para que la gente decida a quién condenar o indultar: a Jesús o a Barrabás.- Los signos de los tiempos indican elecciones impredecibles en el 2021.

Bernardo Elenes Habas

El odio, la polarización social en México, es también, un virus que daña y pudre el alma de quien se contagia.

Esa enfermedad terrible se ha agudizado en los últimos dos años y entra, ahora, a una etapa extrema ante el cercano horizonte de elecciones intermedias.

Amlo pidiendo juicio a ex presidentes

Las ambiciones políticas de grupos, partidos e individuos, han sido y son, el núcleo de dicha epidemia.

Peste tan agresiva se extiende por el país y sus entidades. Se puede detectar en Sonora, en Cajeme, con el comportamiento de quienes, sin utilizar antibacterial para sus discursos, cubre-gérmenes para sus conciencias, van contaminando voluntades, inoculando perversidad, sentido de venganza en aquellos que los escuchan y los siguen.

Ya funcionan, por ejemplo, los módulos donde la gente firma para sentenciar, sin un juicio sustentado en ordenamientos legales, a expresidentes que, ciertamente saquearon al país, desbordando así los extremos ciegos de la venganza.

No obstante, hay ciudadanos que a la hora de revisar las hojas donde se les convoca a apoyar el fallo justiciero proveniente desde la máxima tribuna del país, “las mañaneras”, reflexionan y expresan opiniones, precisando que en esas boletas deberían estar también otros corruptos de altos vuelos, como Pio López Obrador, hermano del presidente. Pero se les explica que éste ha encontrado la exoneración, debido a que sus actos delincuenciales no están tipificados en el decálogo moral de la 4T como corrupción, sino “aportaciones a la causa”.

fallos a mano alzada pide amlo

Es graves, pues, la forma y el fondo cómo se desconoce y se destruye a las instituciones procuradoras de justicia. Cómo se arroja a la hoguera los códigos que contienen las leyes. Cómo se entra a una etapa de juicios populares con los que su busca la satisfacción morbosa de las mayorías, sin importar que se equivoquen. Convocándolas a que digan a grito abierto, a quién desean que se condene o se indulte, a Jesús o a Barrabás.

Así son, guardadas las proporciones, los procesos de incivilidad y encono que está sembrando la 4T. Alentando expectativas superficiales. Haciendo retroceder al país a épocas de barbarie, donde sólo falta que aquellos a quienes se encuentre culpables por la muchedumbre, sean conducidos al paredón para recibir las descargas salvajes del fusilamiento.

Esta situación no debe tomarse a la ligera, porque los contagios de odio, son irreversibles. No existe vacuna para combatirlos. Menos cuando se alientan día a día desde Palacio Nacional.

Por eso, uno acierta a asomarse al panorama que se prevé durante el proceso electoral del 2021, y llenarse de azoro al deducir que las pasiones podrían estallar. Que las campañas negras se pondrían al rojo vivo. Que el síndrome de la violencia estaría sembrado en cualquier ciudad, barrio, esquina, durante los actos de proselitismo, lo que convertirían a las casillas receptoras de votos el día de la elección, en campos minados, donde los efectos de la perversidad política y humana reventarían, sin importar dañar a inocentes.

Cajeme ya ha vivido etapas extremas en sus procesos electivos. Bastaría recordar tres ejemplos: El Contrerismo, 1958, cuando Rafael Contreras Monteón, El Buqui, junto a su pueblo, soñó en llegar a la Presidencia Municipal. Luego, en 1967, tiempo en que don Faustino Félix Serna se postuló para gobernador. Y más reciente, durante la administración municipal de Adalberto Rosas López (1979-1982), al impulsar desde las siglas del PAN, la candidatura de Pablo Ávila.

Sin olvidar, aquella etapa tormentosa que registró el proceso municipal del 2003, al contender Jesús Félix Holguín por la presidencia de Cajeme, siendo sacudido por estrategias nefastas para doblegarlo en su decisión de convertirse en alcalde por segunda ocasión. No lograron hacerlo sucumbir, y fue un buen conductor del Municipio.

Se avizoran, por las condiciones objetivas y subjetivas que prevalecen en el tejido político del país, de los estados, donde Sonora y Cajeme no están exentos, tiempos impredecibles.

El odio está en el ambiente y no hay vacuna.

Le saludo, lector.

Bernardo Elenes Habas
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