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Bernardo Elenes Habas

En política no se volverá a la “normalidad”.- Los francotiradores que se agazapan en grupos de poder, con padrinazgos omnímodos, podrán comprobar que la pandemia les arrancó las máscaras.- Se percibe que el voto ciudadano jamás volverá a ejercerse a ciegas, como sucedió en el 2018.

Bernardo Elenes Habas

En el horizonte electoral de México, se conjugan condiciones diferentes a las que se percibían antes del coronavirus.

Este reordenamiento reflexivo y moral, emergerá como resultado de la dureza de los golpes asestados a la dignidad ciudadana.

coronavirus repercusiones politicas

Ciertamente, el panorama ya no será el mismo que sopesaba la clase política desde el vértice de sus arrogancias, sus fanatismos y sus bravatas, antes de que el agresivo Covid-19 hiciera cambiar mentalidades, dar marcha atrás en ideas fijas y enfermizas hasta a los más empecinados, aquellos que se atrevieron a alardear que no pasaba nada, que las repercusiones no cambiarían objetivos políticos y económicos de la patria.

La realidad cruda rebasó a los más obsesivos.

De tal manera que la pandemia mostró las entrañas verdaderas, las dobles caras utilizadas por los que gobiernan el país, poniéndolos en evidencia, y ya no podrá creerse ni confiar en ellos, porque en los hechos, con sus actitudes, demuestran que sí saben mentir, sí saben traicionar.

Morena, que es el partido en el gobierno, aunque en el tinglado de la farsa se niegue que cuenta con la protección del presidente de la República, no tendrá a su favor un nuevo tsunami. Más bien, ese instituto político podría ser duramente golpeado por el retorno a su lecho de la turbulencia del 2018 provocada por el hartazgo. Pero ahora, movida por vientos de rabia, para cobrarse las improvisaciones y errores de una izquierda que no lo es, porque en sus dogmas y organigramas de poder cohabitan ladrones, santones y predicadores.

Están mintiendo quienes afirman que se regresará a la normalidad. Eso no podría suceder jamás, cuando la inteligencia, la sensibilidad, el sentido de libertad y justicia de un pueblo fue lastimado profundamente.

A ese pueblo, a esas familias le sembraron psicosis, desconfianza, no se le atendió desde el principio de la pandemia adecuadamente, pudiendo evitarse muchas muertes.

Todo esto obliga a desconfiar en políticos que defienden proyectos, colores y siglas. Aquellos que se refugian en documentos básicos y declaraciones de principios, porque fueron ellos los que se prestaron a trastocar sus mismas estructuras y saltaron a las plataformas de conveniencias, desde donde, a pesar del proteccionismo de líderes omnipotentes, siguen comportándose igual que siempre: taimados, astutos, perversos.

En el 2021, cuando lleguen las elecciones intermedias, estarán en juego 13 gubernaturas, cámara de diputados federal, congresos locales, alcaldías, y a la hora de sufragar, no habrá mexicano (con excepción de quienes el fanatismo y los intereses no les permiten ver la realidad) que deje de preguntarse sobre el comportamiento de las autoridades federales ante la pandemia viral y económica. La funcionalidad preventiva que jamás se realizó. Las estrategias de protección verdadera otorgada a los jefes de familia para que no perdieran sus empleos. La utilización del acecho de un virus mortal a la medida de un anillo al dedo con perversa visión electoral y afianzamientos de la 4T, de arriba hacia abajo como las escaleras, es decir, desde lo federal, estatal, municipal.

En ese recuento inteligente de la ciudadanía ante hechos que le está tocando vivir, perciben que ya nada será igual.

Cámara de diputados mexico

Que se equivocan aquellos que son perfilados como precandidatos durante el 2021 por partidos como Morena, PAN, PRI, Movimiento Ciudadano, PT, esperando el retorno de la “normalidad”.

Que los pedestales de quienes buscan aunar a su poder económico el político, y que creen sustentadas sus trayectorias y posibilidades por medio de costosas encuestas y propaganda política, de los que han venido trabajando e invirtiéndole a sus proyectos para convertirlos en bases seguras de lanzamientos y “viables” triunfos, se desmoronaron.

Ellos, descubrirán asombrados que las cosas no se reiniciarán bajo los mismos valores que quedaron suspendidos o en aparente pausa, al pasar el golpe letal del coronavirus. Porque ese tipo de clase política, de castas que ambicionan el poder, se darán cuenta que el voto será para el ser humano. Por su trayectoria limpia. Por su trazado social, su identificación con las familias, su comprobada capacidad de servicio, su humildad, no para partidos.

Entonces, los francotiradores que se agazapan en grupos de poder, en padrinazgos omnímodos, podrán comprobar que la pandemia les arrancó las máscaras, los mostró con todo y sus miserias y que el voto ciudadano jamás volverá a ejercerse a ciegas. Para que nunca más se diga, que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.

Le saludo, lector.

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