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Bernardo Elenes Habas

Muere Ernesto Cardenal.- Poeta y sacerdote nicaraguense que combatió la dictadura de Anastasio Somoza.- Juan Pablo II, prácticamente lo excomulgó por guerrillero.- A casi 35 años de distancia, El Papa Francisco lo perdona.- El Evangelio de Solentiname, su oración de mar, cielo y tierra para el hombre

Bernardo Elenes Habas

Nacía marzo, trasponiendo con sus vientos la altura de los volcanes, el lago Cocibolca, las islas de Nicaragua, para inaugurar el preludio de primavera.

Ernesto Cardenal 2

Ese día –domingo 1-, moría Ernesto Cardenal. Poeta, sacerdote, guerrillero, fundador en la Isla de Solentiname, de una comunidad artística, espiritual, artesanal, esencia viva del Evangelio con el nombre de resolana y agua del espacio que tejió con sus sueños y sus versos…

“Se nos murió el poeta no de edad, sino de tristeza, viendo a su pueblo envilecido por el nuevo somocismo”, me escribiría ese domingo, mi amigo Luis Alfonso Valenzuela Segura, quien en su repertorio como declamador, vibran poemas del nicaraguense. Y, por supuesto, Luis Alfonso tiene razón, porque Daniel Ortega, actual presidente de la patria de Rubén Darío, del revolucionario que fue, combatiendo a Somoza, se transformó en dictador.

Influyó, Ernesto Cardenal –como otros poetas, escritores y cantores- en la formación literaria e ideológica, de quienes en los 70 integrábamos el Grupo Cultural Siglo XX, en Cajeme.

Erneto Cardenal humillado por elPapa

Seguíamos sus versos, su Evangelio de Solentiname, Epigramas, Salmos. Sabíamos de la forma en que vestía la sotana religiosa pero también el uniforme guerrillero, convirtiendo sus poemas en dardos de luz contra las injusticias y la tiranía de Anastasio Somoza, a quien, desde su definición combatiente contribuyó a derrocar inmerso en el Frente Sandinista de Liberación Nacional en 1979, siendo incluido en el gobierno revolucionario encabezado por Daniel Ortega (cuando a éste aún le corría por las venas sangre de libertador), como Ministro deCultura. Cargo que desempeñó desde 1979 a 1987.

Pero en ese lapso -1983-, ejerciendo cargo como Ministro de Cultura, recibió con humildad de labios del mismo Papa Juan Pablo II, durante visita a Nicaragua, la humillación, negativa del saludo y suspensión para ejercer el sacerdocio, por su participación en la Revolución Sandinista y promover la Teología de la Liberación, exigiéndole que se reconciliase con la Iglesia. Decretándole, en la vía pública, una especie de excomunión.

En su lecho de enfermo, en febrero de 2019, a más de 35 años del castigo impuesto por Juan Pablo II, el Papa Francisco le abrió las puertas del Vaticano y su dominio subjetivo, para el ejercicio del ministerio sacerdotal.

¿Cómo no recordar sus poemas, transformando la lírica, dándoles fuerza narrativa, más allá del ritmo y la cadencia, apuntando a la conciencia, como Bienaventurado el hombre (Salmo 1):

Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del Partido ni asiste a sus mítines/ ni se sienta a la mesa con los gánsters/ ni con los Generales en el Consejo de Guerra./ Bienaventurado el hombre/ que no espía a su hermano/ ni delata a su compañero de colegio/. Bienaventurado el hombre que no lee los anuncios comerciales/ ni escucha sus radios/ ni cree en sus slogans./ Será como un árbol plantado/ junto a una fuente.

O, su canto lírico Imitación de Propercio, donde suelta las amarras de sus barcas:

Ernesto Cardenal 5

Yo no canto la defensa de Stalingrado/ ni la campaña de Egipto/ ni el desembarco de Sicilia/ ni la cruzada del Rhin del general Eisenhower:/ Yo sólo canto la conquista de una muchacha./ Ni con las joyas de la Joyería Morlock/ ni con perfumes de Dreyfus/ ni con orquídeas dentro de su caja de mica/ ni con Cadillac/ sino solamente con mis poemas la conquisté./ Y ella me prefiere, aunque soy pobre, a todos los millones de Somoza.

Le saludo, lector.

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