Tengo un compromiso irrenunciable con Cajeme: Emeterio.- Saldremos, sin ocurrencias, al rescate del activo más valioso del Municipio: sus niños y jóvenes, dijo en el Campanario.- Reafirmó su pacto social en Los Pioneros y Robles del Castillo
Bernardo Elenes Habas
Hay madurez en la palabra de Emeterio Ochoa Bazúa.
En ella se concentra la herencia de su abuelo, Emeterio Ochoa Sánchez, legendario Comisario de Pueblo Yaqui por tres ocasiones. Porque la gente lo reconocía y sabía de su preocupación de pueblo.
“El más legítimo valor de los seres humanos, es la palabra”, dijo en El Campanario. Regla de oro que le inculcó don Emeterio, hombre en cuyo rostro se reflejaba –yo lo conocí- la historia del Valle del Yaqui, de Cajeme, y que no lo arredraban ni vientos ni tempestades cuando tenía que cumplir, puntual y sin excusas, sus compromisos a favor de la gente.
Es este el linaje de pueblo del candidato del PRI, PVEM, Nueva Alianza, a la presidencia municipal de Cajeme. Quien no es la primera vez que recorre barrios, colonias, comunidades. Sino que ahí están sus huellas sembradas desde que fue regidor, Secretario de Desarrollo Social, Diputado. Incluso antes, desde niño y adolescente, porque no le es desconocido el lenguaje limpio y claro de la gente del
valle, de la sierra, de la ciudad.
Ayer lo acompañé en los recorridos y encuentros con vecinos de El Campanario y Los Pioneros, en el extremo oriente de la ciudad. También, en sus actividades de proselitismo desplegadas en la comunidad rural –ya conurbada- Robles del Castillo.
Vi la conexión limpia del candidato con la ciudadanía, hombres, mujeres, jóvenes. Y, palpé -paradojas de la vida-, cómo la crítica que hacia la clase política, incluso de su mismo partido y con más razón los de oposición, pretendiendo descalificarlo ante una supuesta inexperiencia por su corta edad para ser candidato; ahora, esos huecos argumentos, caen solos, sin sustento creíble.
Y es que, el hecho de su juventud (premisas de sus opositores, pretendiendo darle el concepto
de inmadurez), es lo que la ciudadanía valora y reconoce, porque descubre capacidad incansable en sus jornadas. Encuentra en su lenguaje claro y firme su mejor forma de comunicación. Y, fundamentalmente, sopesa su conocimiento de la problemática real del Municipio y la fortaleza de las alternativas que plantea para resolverlas.
-¿Cómo ven a Emeterio?
Pregunta el reportero, a un grupo de mujeres al concluir el evento, en la cerrada San Isidro, de El Campanario.
-Maduro, a pesar de su juventud. Habla como cajemense. Llama a las cosas por su nombre. Hace compromisos que son posibles. Pide la unidad de la ciudadanía, porque no le apuesta al odio. No rechaza a sus oponentes, los convoca a trabajar por Cajeme.
Me dicen. Cada quien. Yo reacomodo, apretadamente, las respuestas.
No se arredra el candidato, al grave problema de un tejido social dañado por la drogadicción que flagela a los jóvenes, y
que desencadena delincuencia, violencia, prostitución, y lo más grave, pérdida de respeto por la vida propia y de los demás.
Tiene cierto Emeterio, que esa marea negra, debe atajarse ya, desde cada colonia, barrio, comunidad, pero esencialmente desde el núcleo de las familias. Y promueve abrir un programa vertebrado y sólido, teniendo como punto de partida al DIF, donde conjuguen esfuerzos, vocación y voluntades, quienes estén al frente de dependencias municipales para ser parte de un pacto irrenunciable para rescatar a los jóvenes que han caído en las drogas, y encauzar favorablemente a quienes viven el peligro cotidiano de derrumbarse ante ese pantano pegajoso.
Crear talleres de música, literatura, teatro, canto, danza, pintura, artesanías, oficios, centros de atención psicológica, salud integral no solamente física sino anímica, para que se extienda la mano de la estructura oficial, social, humana, buscando moldear al joven nuevo, al hombre nuevo que vendrá a darle valor, presente y futuro a Cajeme. Todo ello a través de un Programa para la Vida, con el apoyo de la sociedad, de las familias.
Lo dijo en El Campanario. También en Los Pioneros. Con la certeza de que es posible hacerlo. De que es urgente hacerlo, para prevenir daños dolorosos de desintegración.
Pero, también, enfatizó, se atacarán los efectos de la delincuencia, de robos y asaltos, a través de los Cuadrantes de Proximidad Policíaca con la sociedad, con las familias, donde en cada asentamiento los comandantes de cuadrillas, deberán responder a la disminución rápida de delitos, como calificación de permanencia al frente de sus grupos; o bien, dejar el cargo para quienes sí puedan. Es decir, no habrá excusas. Con esto, dio respuesta a la preocupación de los jóvenes de esos sectores y a las madres de familia.
Respondió, igualmente, a la intranquilidad de vecinos por las casa abandonadas que crecen en las diferentes colonias. Les dijo que la solución no es sellarles puertas y ventanas, sino abrir los cauces legales para estructurar un programa de reasignación de viviendas a quienes realmente las necesitan. “No es una ocurrencia. Ya lo hicimos cuando estuvimos al frente de Desarrollo Social, y funcionó, porque muchas familias de trabajadores de Servicios Públicos y de la Policía, fueron beneficiadas positivamente”.
Le entrará, afirmó, a ese proyecto social, humano, viable, para que las casas que ya existen sean, primero, rescatadas legalmente y entregadas con facilidades de pago a familias que buscan, afanosamente, un lugar donde fincar su legitimo y necesario patrimonio.
“Su amigo Emeterio Ochoa, no les va a fallar, tienen mi palabra, lo más valioso que debe guardar entre sus valores el ser humano, como decía mi abuelo Emeterio”, les confesó, y les pidió permanecer unidos. Sin odios. Sin revanchismos. Mirando hacia adelante, porque vendrán cosas mejores en un Municipio donde hay mucho por hacer.
Le saludo, lector.
