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Hermosillo fue noticia, el fin de semana, por un hecho negativo, el ataque con arma blanca a dos turistas originarios de Durango, que sobrevino en la muerte de uno de ellos.

 

Lo más lamentable de los acontecimientos, ocurridos en la zona hotelera del Paseo del Río Sonora, es que la agresión fue perpetrada por dos adolescentes ¡casi unos niños!, de 16 y  14 años de edad, en donde el móvil fue el robo, lo que evidencia la descomposición social en la que vivimos.

 

El trágico suceso trascendió a nivel nacional, por el impacto y la indignación que provocó en los círculos informativos, en los medios de comunicación tradicionales y en las redes sociales, el homicidio de uno de los visitantes a Hermosillo.

 

La historia, ya conocida por todos con la amplia difusión en los medios, nos lleva a reflexionar sobre qué es lo más lamentable, si la muerte de Jesús, de sólo 24 años de edad, que no se repara ni con la pronta detención, en menos de 24 horas, de los responsables o enterarnos que los presuntos homicidas sean casi unos niños.

 

El ataque fue cometido con cierto nivel de saña inconcebible en nuestra sociedad: La víctima fue llevada de emergencia a un hospital del IMSS, pero en el trayecto sufrió dos infartos y falleció. El diagnóstico: Tres heridas punzocortantes en el abdomen, a la altura del hígado y del bazo.

 

Juan Roberto “El Piru”, de 16 años, y  José Francisco “El Chepe”, de 14, fueron detenidos por personal de la Agencia Ministerial de Investigación Criminal (AMIC), en la colonia Las Pilas, en las inmediaciones de El Cerro de la Campana,  como presuntos responsables del homicidio. A ambos se les aseguró una cámara Sony y un teléfono celular LG que le habían arrebatado a la víctima.

 

Pero ¿Qué es lo que lleva a unos niños de 14-16 años a apuñalar a un ser humano, a asesinarlo, sólo para robarle unos objetos?

 

La respuesta puede encontrarse principalmente en las adicciones, en el abandono y la desintegración familiar, también en el argumento de la difícil situación económica que lleva a cometer los asaltos por parte de quienes cometen éstos ilícitos.

 

Las condiciones son más favorables para delinquir ante una autoridad que no ha podido con la tarea de prevención que le corresponde, porque ya había denuncias ciudadanas de asaltos en esas zonas cometidos por jóvenes de colonias aledañas. La falta de capacidad del Gobierno, en los tres niveles, para generar condiciones de seguridad, contribuye a esa situación.

 

La pérdida de los valores en las familias, del respeto por la vida, aunado a la falta de oportunidades y la desigualdad que generan la pobreza, son factores para que se cometan actos de barbarie en una sociedad indiferente como en la que vivimos en la actualidad.

 

Será cuestión de semanas, quizá de días, de que la noticia de esa muerte pase a ser parte del baúl de los recuerdos, por la mala memoria que tenemos como sociedad de hacer que pronto se nos olviden las cosas.

 

Pero qué explicación le podrán dar las autoridades de Hermosillo, del Estado de Sonora, a los familiares del joven Jesús. Porque nada alivia el dolor de perder a un ser querido, ni siquiera el hecho de decir que el crimen no quedó impune y que los responsables están presos, porque no es siquiera un consuelo.

 

Desafortunadamente los valores por la familia, de la honestidad, la honradez, el amor por el prójimo, se han ido perdiendo en una sociedad donde la solidaridad y la sana convivencia deberían prevalecer.

 

Urge como sociedad tomar medidas que lleven a recomponer el tejido social, a fomentar de nuevo los valores y garantizar la paz pública.

 

Debemos proponernos rescatar la imagen de que Hermosillo es una gran ciudad para vivir, y de que es buen destino turístico, aunque la lamentable muerte de Jesús, quien vino a visitarnos desde Durango, haga que parezca difícil esa labor.

 

 

David Figueroa Ortega es empresario, ex cónsul de México en Los Ángeles y San José, California; ex diputado federal; ex alcalde de Agua Prieta; ex dirigente del PAN en Sonora.

 

Agradezco sus comentarios y retroalimentación a través del correo electrónico davidfigueroao@me.com ; y en redes sociales: Twitter @DavidFigueroaO /Fb David Figueroa O.

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