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Las problemáticas de los médicos y sus consecuencias en la atención de salud se originan en múltiples factores propios de nuestro tiempo, como son el afán exitista de la medicina, factores comerciales, institucionales, costos de exámenes y medicamentos, lucro desmedido por parte de los proveedores, precariedad de recursos, equipamiento, horarios, personal, falta de especialistas, listas de espera, etc., todo lo cual habitualmente tiene como blanco al médico por ser más fácil, y más vulnerable. Y por si fuera poco, recientemente el presidente de TODOS los mexicanos, ya nos atacó ¿?

Hoy mas que nunca, el esfuerzo conjunto, con altura de miras, y no sólo beneficios políticos sectoriales o comerciales, deben primar para buscar soluciones. Los médicos aplicamos, concreta y técnicamente nuestros conocimientos en la solución de problemas específicos de salud. Las profesiones, como “Colectividades Organizadas” desempeñamos a su vez variadas funciones; así, la Medicina define lo que constituye enfermedad, salud y sus límites, lo cual no sólo debe implicar el aspecto técnico sino también humanidad, enfoque social, con evaluación y análisis profundo de las aspiraciones, necesidades, deberes y derechos de todos los entes participantes, ver su lógica, justicia y razones, con honestidad, pluralismo, generosidad, “pies puestos en la tierra”, señor presidente. La historia la hacemos y vivimos todos cada día, no sólo un grupo de personal dedicado a dar la vida a la salud, fuerza o gestión. Como médicos, queremos que predomine el “Bien Común”, basado en justas ponderaciones que consideren también lo que nos corresponde y merecemos como ciudadanos mexicanos, seres humanos falibles y esforzados, con familia, problemas, necesidades y vida como cualquier otro individuo que contribuye al crecimiento y bienestar (sus nuevas palabras favoritas) de este país. Debemos reconocer nuestros errores, nuestras faltas éticas y deficiencias, cosa que ustedes los políticos de la llamada 4T, no hacen; y en ese plan es que seguimos luchando por recuperar el orgullo de ser médico y adecuar su ejercicio a la realidad actual, evitando el escarnio, la injusticia y la exposición a los medios, basándonos en un quehacer limpio, honesto, técnico y humano. Hoy se vive toda una reingeniería en salud con miras a mejorar la atención médica de millones de mexicanos, al menos creemos que esa es la finalidad y no rencores del pasado. Este año es un año de hacer diagnósticos, de cambiar, de equivocarse, de quitar, de crear nuevas áreas. Es un año muy sui generis para el sector salud, no solo por la pandemia que estamos viviendo; si se calificara este año, de hecho, es como si nos hubieran sacudido a nivel mundial, desapareció el Seguro Popular y muchos programas que, para las autoridades de salud, se duplicaban o no tuvieron la eficacia para atacar los problemas. Hoy la pandemia descubre a los políticos que están a cargo; dijeron que tenían mas de tres meses preparados, no lo estuvieron; dijeron que tenían suficiencia hospitalaria, después acusaron a Narro de dejar mas de 300 hospitales a medias; dijeron que vendrían médicos cubanos a “ayudar” a los mexicanos, resultaron ser médicos que no saben manejar un ventilador y los mexicanos, los están ayudando/enseñando a usar la vía aérea; nos dijeron que motivarían al gremio médico y se abrió lo pinos con colchones de esponjas y hacinamiento que contrastan con el alojamiento de los cubanos que están hospedados en un hotel exclusivo de la CDMX: “Hotel Imperial”. Nos dijeron en una mañanera, que había que respetarnos, reconocernos y apoyarnos, y nos acusaron de ser ruines y lucrar con el dolor.

Al aparente requisito de vivir sin comer ni enfermarse (ni dormir), se agregan dos características de nuestra profesión sumamente desconcertantes para los pacientes: La primera es que en medicina barajamos probabilidades (no certezas) y, a veces, nos equivocamos. Sí, así como leen, los médicos, como todo ser humano, nos equivocamos. Esto último no significa ser negligente, o sea, no es que pasamos por alto el conocimiento sino que a veces las probabilidades son más a favor de la enfermedad A y no de la B, pero igualmente la B era la correcta. La segunda, es que nadie quiere ir al médico. Nadie quiere estar enfermo, pensar en una vida sin salud y menos sentir que gastó dinero en algo tan negativo como tomar un montón de pastillas. La visita al médico es algo que (hasta los médicos) preferimos no recordar; claramente prefiero gastar dinero en unas vacaciones que en pagar una operación. ¿Sabe usted que los médicos estudian hasta 12 años para atenderlo? ¿Quién le parece que tiene más responsabilidades, el médico o un diputado? ¿Será justo descargar toda nuestra ira contra una persona, que tiene un sueldo modesto de parte de una que gana un sueldo abundante? No, presidente; Con el gremio no.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.

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