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Algo que no sabemos todavía  realmente, es cuántos mexicanos ya se enfermaron de covid-19 y, por ende, cuántos ya generaron anticuerpos en su sangre. Faltan pocos días para que termine la Jornada Nacional de Sana Distancia y el gobierno ya trabaja en el regreso de la gente al trabajo, a la escuela y a las actividades sociales y económicas, pero nada volverá a ser igual, al menos no sin una vacuna.

El bajo número de pruebas que se han realizado en México: 0.4 pruebas por cada mil habitantes, cuando el promedio de los 36 países de la OCDE se ubica en 22.9 pruebas por cada mil habitantes, ha provocado incertidumbre por parte de los gobernadores, y con justa razón. El reclamo por hacer más pruebas no sólo ha sido de los gobernadores, sino también de los mismos directores de hospitales e institutos nacionales, pues sólo así se sabría a ciencia cierta el comportamiento de esta epidemia en México. Debemos de saber que de acuerdo al comportamiento de la epidemia, en nuestro país todavía no llegamos al pico de esta enfermedad. Y en Sonora ¡menos! A diferencia de otros países, como España, Francia e Italia, que apostaron por reactivar sus economías cuando bajaron los casos por coronavirus en sus poblaciones, México opta por hacerlo al revés. La llamada nueva normalidad es inminente, pero mientras no exista una vacuna, el mundo no volverá a ser igual, lo vemos en los salones de clases en Europa por mencionar un ejemplo, donde las escuelas llaman para ver si los padres desean enviar a sus hijos a la escuela o si desean esperar un poco mas, es decir, enviarlos  a clases es voluntario, ahora bien, los que deciden enviarlos se encuentran con un salón de clases distribuido de manera que solo quepan, no mas de diez niños por aula, separados en una distancia de 1.5 metros sin poder levantarse a jugar y realizar acciones de manera ordenada y disciplinada, pero ¿qué no era ya así? El motivo que los lleva hoy a mantenerse distanciados y evitar la socialización que antes podían realizar es simple: el miedo. También vinieron para quedarse, cuidados preventivos de la salud como lavado frecuente de manos, no tocarse la cara, no estornudar sobre el otro, el uso de mascarillas o cubre bocas, etc. Hay una revalorización de todo lo que implica el sector salud y reclamo de mayor inversión e investigación científica. El problema sanitario en nuestro país se acentuó con el nuevo gobierno, que, entre otras medidas, había emprendido una migración  muy desordenada del Seguro Popular al Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI). Es mucho lo que ignoramos de esta enfermedad y se espera que a esta primera oleada seguirán otras cuya intensidad desconocemos pero que se prevé llegue en octubre. La sociedad debe aceptar que el mundo dejó de ser lo que fue. Por las condiciones de este virus, no podremos terminar el confinamiento sin practicar seguimiento de contactos y la aplicación de numerosas pruebas. Solo mediante estas sabremos cuántas personas están infectadas y en dónde radican para entonces planear un regreso escalonado, altamente regionalizado e intermitente que evite la sobrecarga de nuestro sistema de salud. No hemos aprendido que la nueva normalidad ya es distinta a lo que vivimos antes de la epidemia, vemos gente en las calles normalizando la socialización como antes de la pandemia, vemos largas filas para realizar compras no solo de cerveza en nuestro estado, sino de otros artículos como en Estados Unidos en tiendas de conveniencia. Estas personas no ven ni están consientes de que existe otra fila, de personas como ell@s pero en las salas de hospitalización, en las terapias intensivas y en algunos crematorios.

Parece claro que tanto el plan nacional como los que elaboren las entidades federativas deberán aplicarse con sumo cuidado y estarán sujetos a continuos reajustes: no puede ser de otra manera en un contexto en que se presentan tantos factores incontrolables e impredecibles. Como indica la experiencia de los países que en días recientes han comenzado sus propias tentativas de reapertura, incluso cuando se toman todas las precauciones pueden ocurrir nuevos brotes epidémicos, y es imposible descartar la ocurrencia de una segunda crisis. Es importante que la población entienda que la nueva normalidad, es totalmente distinta a la que estábamos acostumbrados.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.

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