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“Nalgas prontas” fue la forma en la que, en transmisión radiofónica, el comunicador Juan Carlos Zúñiga se refirió al arzobispo Ruy Rendón, máxima autoridad católica en Sonora. Esa referencia fue en el sentido de no apoyar – en el nivel que el propio comunicador consideró –  a los migrantes que reclaman mayor atención ante el Instituto Nacional de Migración, en Hermosillo.

 

La polarización del adjetivo fue más bien en el sentido de que Ruy Rendón tiene acercamiento con el gobierno estatal para otros temas, y no para defender a estos migrantes varados en Sonora.

 

Tan desafortunado e irrespetuoso consideró el propio comunicador su intervención, que ofreció disculpas a través de sus redes sociales por el tema.

 

Luego vino el debate. Y todo se centró en esa creciente animadversión hacia la Iglesia católica por la ciudadanía en general. Pero luego se traspasó a la que se presenta contra todo lo religioso sin importar la ideología. Y luego, contra quienes ejercen cualquier tipo de autoridad, dentro de las denominaciones religiosas que existen en México.

Aquí lo importante a destacar es la perdida de autoridad moral de la Iglesia católica, demostrada por un determinado grupo de sus propios feligreses, que decidieron ir en defensa del comunicador en cuestión, olvidando por completo el liderazgo que Ruy Rendón debía representar para ellos, y que, en términos de madurez religiosa, debía anteponerse a la amistad con el comunicador.

En las redes sociales se mostró la forma en la que, quienes integran esa iglesia, la ven solo como el instrumento para exhibir sus eventos religiosos-familiares, como meramente sociales.

En la vorágine que representó el tema, el linchamiento contra Juan Carlos Zúñiga fue inevitable por parte de quienes se sintieron ofendidos, y que al mismo tiempo reclamaban todo tipo de acciones, desde la disculpa pública que ese mismo día ofreció el comunicador, hasta el cierre de su programa radiofónico por la que dijeron, había sido una falta imperdonable. En el inter también reclamaban un posicionamiento por parte de la arquidiócesis de Hermosillo. Estos dos últimos reclamos no sucedieron.

Pero en evidencia queda ese infructuoso intento por defender al comunicador, desatendiendo el respeto hacia quien representa la ideología religiosa de quienes se levantaron como defensores.

Los nombres se omiten por considerar innecesario el nombrarlos, basta decir que, a través de las mismas redes sociales y usando sus cuentas personales, han presumido la consumación de varios rituales católicos de los que dijeron en ese momento sentirse orgullosos. Ruy Rendón representa la máxima autoridad de esos rituales, pero como ya se dijo, esa autoridad no se reconoció.

En sus expresiones de defensa hacia Juan Carlos Zúñiga, con quien sostienen evidente amistad, no hubo una sólida referencia de respeto hacia la máxima autoridad de la ideología religiosa que, a conveniencia, dicen profesar. De hecho, aprovecharon el adjetivo peyorativo “nalgas prontas” como punta de lanza de su campaña de defensa.

Los temas religiosos son muy sensibles, y cada uno profesa su fe como mejor le parezca, y nadie, mucho menos quien escribe, debe sentirse con derecho a criticar o señalar la forma en la que lo hagan.

Pero en este espinoso asunto, si es importante dejar en claro varias cosas: la forma en la que Juan Carlos Zúñiga se refiere a Ruy Rendon fue positivamente ofensiva e irrespetuosa, por tratarse de la máxima autoridad católica en Sonora, todo comunicador debe conocer el riesgo de ofender a una comunidad tan grande. Además, la defensa que protagonizaron quienes lo apoyaron, ¿los obligaría a no ejercer más los rituales que les gusta presumir luego en redes sociales? ¿Podrán luego asistir a misa, confesarse, comulgar y luego recibir la bendición de quien demostraron no respetar del todo? En fin, como arriba se dice, tema sensible que vale más quede en el anuario para siempre.

Lo que si es una realidad, es que, ante los hechos, la Iglesia católica en Sonora no es, ni remotamente, la institución religiosa que en el pasado representó absoluto e irrestricto respeto y reconocimiento.

Gracias por la lectura. Puede seguirme en @mensajero34 y en facebook.com/gilberto.armenta.16

 

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