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Por primera vez en la historia, en varios municipios de Sonora, entre ellos Hermosillo, se aplica un toque de queda como si estuviéramos en medio de una guerra, y en efecto, la guerra que libramos es contra el coronavirus y contra el desdén y la irresponsabilidad de no pocos temerarios que se creen inmunes a ese contagio.

Este CODIV-19 deriva en situaciones inéditas y sin duda esta es una de ellas, en el marco de un contexto donde las autoridades recurrirán en principio a invitaciones respetuosas para que los renuentes se resguarden en sus viviendas a partir de las seis de la tarde, no quedando para nada a la imaginación lo que ocurrirá si esa invitación respetuosa no es atendida.

La verdad, que de no haber visto el dantesco material gráfico del lo que se vive en varios países europeos y acá muy cerca en Estados Unidos, seguramente hubiéramos tildado de fascista a la alcaldesa Célida López Cárdenas y haríamos intenso activismo en favor de los derechos humanos y de las libertades que debe gozar la ciudadanía.

Pero no, no regateamos ni un ápice el apoyo a la medida tomada, que viene a apuntalar toda una estrategia de protección de la gente emprendida por la gobernadora Claudia Pavlovich desde hace alrededor de un mes, que elevada de forma oficial a declaratoria de emergencia sanitaria, el toque de queda es una alternativa legítima y lógica frente a la irresponsabilidad de tantos.

Claudia Pavlovich

Estamos aprendiendo de este altero de novedades que vivimos de forma cotidiana y que por lo regular estuvieron a monumental distancia del radar de nuestro psique, por lo cual, se demora un tanto la asimilación de esa nueva realidad hasta hace poco impensada, y en el inter hace parecer a muchas y muchos como irresponsables.

Lo dramático es que ese proceso de asimilación de esa realidad antes impensada, será cuando la curva de contagios y defunciones escale a niveles que incluso ya están siendo prospectados por especialistas, para entonces sí, tomar conciencia de los riesgos que enfrentamos, entendimiento que para muchas personas podría ser demasiado tarde.

Lo más inquietante en este entorno pleno de incertidumbre, es que por la vehemencia y hasta angustia de representantes del sector gobierno al convocar a tomar cuanto antes medidas preventivas y de autoprotección, hace temer que las cifras de contagios y decesos hasta ahora reconocidas en México sean mínimas y que la realidad ya alcance niveles insospechados e incluso, el que el mismo irresponsable presidente Andrés Manuel López Obrador se sume a esos llamados ya es mucho decir.

Absolutamente sin sentido el que México se mantenga ajeno y no se implique en los cálculos que señalan que en Estados Unidos la mortandad podría alcanzar a al menos cien mil personas de acuerdo a perspectivas optimistas, que para contextualizar al respecto, valga recordar que durante 10 años, poco más de 58 mil norteamericanos perdieron la vida en Vietnam.

No hay que descartar la Ley Seca

Por lo pronto, los toques de queda que ya se aplican en varios municipios a los que se suma a partir de este miércoles Hermosillo, así como toda esa estrategia integral que desde hace semanas despliega el gobierno de Claudia Pavlovich, podrían establecer la diferencia entre la vida y la muerte de mucha gente, y para que lo primero ocurra sobre lo segundo, es imperativo que asumamos la responsabilidad y contengamos ansias de socialización pública y callejera o sea, lo menos que debemos hacer es quedarnos en casa para no ser factor de expansión del contagio.

Es más, sacar de la calle al mayor número de personas a partir de las seis de la tarde, facilitará tareas de vigilancia y protección de comercios, en el marco de los acuerdos del pasado martes entre representantes de los tres niveles de gobierno, Ejército y la Marina, así como dirigentes empresariales, a quienes convocó el titular de seguridad pública, David Anaya Cooley.

Eventuales saqueadores y vándalos podrán ser ubicados con mayor facilidad y no se confundirán con inocentes, en prospectivas que se toman con suma seriedad por las autoridades a través de herramientas tecnológicas con las que vigilan redes sociales.

Por rumbos de la oficialidad las cosas se están haciendo y ya ven que hasta dos empresarios de mediano pelo fueron detenidos administrativamente por negarse a suspender operaciones y tratar de obligar a sus trabajadores a cumplir jornadas laborales, además del intensivo operativo de supervisión para que se acaten los términos del decreto de declaratoria de emergencia, sin que hayamos tenido el gusto de ver detenido al repelente empresario capitalino Mario Aguirre luego su prepotente actuación cuando fue obligado a cerrar su Call Center.

Zaira Fernández

Por cierto, quienes ahora rechazan y cuestionan las medidas tomadas para aminorar la expansión del virus o simplemente desdeñan e incumplen restricciones de movilidad, valiera más que se vayan haciendo a la idea de la radicalización de tales acciones, como puede ser la temida Ley Seca, tal como ha ocurrido en otras partes del mundo.

Y esa Ley Seca será de facto si es que no antes la titular de Alcoholes del Gobierno de Sonora, Zaira Fernández recibe la instrucción del Consejo Estatal de Salud para la suspensión y cierre de establecimientos donde se mercadean productos con ese contenido, que de acuerdo a lo que nos comentaba directivo de conocida marca cervecera, todo indica que estarán abiertos hasta que les duren sus existencias, porque las distribuidoras están mandando a sus trabajadores a casa.

Por otra parte, vean como de una emergencia como esta se generan cosas positivas, toda vez que de los distintos espacios hospitalarios nos reportan sensible baja en la afluencia derechohabientes que al parecer están aprendiendo a discernir sobre los significados de una urgencia y una emergencia, quizás disuadidos a no procurar atención médica por padecimientos menores y sobre todo, por el temor de resultar contagiados en el mismo nosocomio.

Esa tendencia a la baja ha despresurizado las áreas de atención y consulta externa según nos comentan, en el hospital general, Hospital del Niño y la Mujer, el Chávez e incluso en hospitales privados, aunque esta información ya la corroboraremos en lo posible con el titular del ISSSTESON, Pedro Angel Contreras o con el mismo secretario de Salud, Enrique Clausen.

Pedro Angel Contreras.

El hecho es que esa baja en demanda de atención médica ha generado un buen espacio para avanzar más en los preparativos para cuando suba la escalada de casos por coronavirus, quedándonos la duda respecto a todo lo que se ahorraría el sector salud si fuera permanente la actual cautela de derechohabientes, muchos de ellos atestando espacios de salud sólo con el fin de conseguir incapacidades por minucias. Imaginen todo el material médico, de curación y equipos que se tuvieran.

Otra cosa que llama la atención es el rumbo que está tomando el debate respecto del día después de mañana, o sea, cuando la pandemia sea controlada, lo cual según expertos podría ser hasta fines de este año, aunque los más optimistas consideran que las cosas podrían volver a la normalidad en septiembre.

En este debate queda demostrado que en efecto, el sentido común es el menos común de los sentidos, tratándose del obtuso y reiterado posicionamiento del presidente López Obrador, quien obsesionado con el FOBAPROA y el neoliberalismo, hace confusas analogías con pequeñas y medianas empresas que por miles son las principales generadoras de empleos en este país y que contrario a lo que pudiera pensarse, desde ya el gobierno federal les niega cualquier apoyo para reiniciar operaciones.

Ni excepciones fiscales, prórrogas, reducción o condonación de cargas impositivas y mucho menos cajones de financiamiento emergente, recibirán quienes integran ese importante sector de la economía nacional, que tendrán que atenerse a esquemas de apoyo ya anunciados por gobiernos locales, que por sus limitaciones presupuestales obvio que resultará insuficiente.

López Obrador en la soledad pandémica

Por supuesto que en qué cabeza cabe que el gobierno federal rescate a grandes corporativos y empresas transnacionales y de alto nivel financiero, pero el reduccionismo presidencial y su anacrónico clasismo, lo lleva a meter a todo el sector privado en un solo costal, reservando para el otro a “Los Pobres” a quienes alivianará con minucias para que vuelvan a su autoempleo y no pasen penurias.

Pues como el presidente todo lo ve en blanco y negro habrá que ver cuáles son los efectos de su retorcida y excluyente percepción de las necesidades de los mexicanos y de las formas más adecuadas para reincorporar a la actividad productiva a miles de pequeñas y medianas empresas que por supuesto no fueron beneficiarias del Fobaproa pero que se les sataniza de forma estúpida.

Y para no variar, el locuaz inquilino de Palacio Nacional insiste en ir a contracorriente de las estrategias determinadas por su mismo gabinete de salud para enfrentar el coronavirus y por ello al término de las estulticias mañaneras se fue a Tlaxiaco, Oaxaca para reinaugurar un hospital equipado para atender casos del coronavirus.

Increíble el aferramiento del tabasqueño de seguir exponiendo su salud y la de los demás con esos periplos obviamente innecesarios, tan estultos como la foto esa donde aparece dirigiéndose a contados asistentes a esa reinauguración.

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