Luego que menos de 24 horas antes había cuestionado el que universidades privadas decidieran proteger a su población estudiantil y docente al anunciar suspensión de clases presenciales como medida básica de contención y prevención del coronavirus, la Secretaría de Educación Pública imitó dicha decisión y anunció un paro nacional escolar de un mes a partir del próximo viernes.
A la zaga de la mayoría de los países del mundo, el gobierno de México por fin asume con seriedad su responsabilidad de cuidar la salud de los mexicanos, decisión que para muchos es tardía, a partir de la aplicación de confusos criterios en los que la prioridad fue la economía y las finanzas, y estrategias de prevención aún más confusas y contradictorias en las que subyace la propuesta de para que tener éxito en el combate a una pandemia, hay que esperar a que haya muchas personas contagiadas.
Al menos así fue expuesto por el subsecretario de Salud y secretario de Salud de facto, Hugo López-Gatell al informar que hasta el sábado por la noche, en el país suman 41 casos de contagiados por el coronavirus Covid-19, 15 nuevos casos más en menos de 24 horas, que si se mantiene dicha progresión, para el martes próximo los contagios serán al menos 100 y en 10 días andaremos por los dos mil.
O sea, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador estaba esperando, a través de una evaluación costo-beneficio, que se dispararan los casos positivos para emprender medidas de contención, en el marco de una estrategia del más puro sentido neoliberal, y pragmatismo calculador, en la que la salud pública, la buena salud de la gente, pasa a segundo o tercer término.
En corte de caja del sábado pasado, a nivel nacional se tienen 155 casos sospechosos de portar el virus y del total de casos analizados, 404 han sido descartados, resumiéndose así la información oficial, aunque la no oficial señala la existencia de al menos 300 personas que son atendidas por dicho padecimiento en nosocomios del sector público y privado de diferentes partes del país.
La prospectiva para los siguientes días y semanas no son las mejores para nuestro país dada la amalgama tan funesta que puede ser la negligencia oficial y la resistencia ciudadana a tomar medidas preventivas de auto cuidado, combinación que por ejemplo en Italia deriva en que en un solo día, el pasado sábado hayan fallecido 368 personas y se mantengan estrictas restricciones de movilidad social.
Y nuestra posición geográfica no constituye ninguna ventaja ante el avance de la pandemia con una frontera tan extensa y porosa con Estados Unidos, donde los contagios ya casi llegan a los tres mil y las muertes a medio centenar, en tanto que acá a tiro de pedrada, en el estado de Arizona ya se tengan 12 casos positivos y sus autoridades sanitarias calculan que los contagios podrían llegar a 70 mil.
Hasta el momento los sonorenses hemos corrido con suerte producto de una combinación de acciones efectivas del sector salud desde que se conoció a principios de año el exponencial desarrollo de la epidemia y en cierta medida, a nuestra dispersión demográfica, para mantenernos en cero casos luego de que siete sospechosos resultaron negativos.
Y qué bueno que a pesar de mantenernos limpios de ese virus, la gobernadora Claudia Pavlovich haya decidido la instauración de protocolos de revisión en los aeropuertos de Hermosillo y Ciudad Obregón, así como en los pasos fronterizos, estrategia que debió ser aplicada desde hace semanas en estados densamente poblados, en lugar de demorar una medida de protección básica.
El distanciamiento social para reducir riesgos de contagio, es una medida que ya se aplica a nivel mundial, con la cancelación de eventos masivos, no entendiéndose la temeridad de los mexicanos y su gobierno al llevarse a cabo conciertos y dejar a decisiones de particulares el limitar o no concentraciones de muchas personas.
Junto al lavado frecuente de manos, privilegiar la sana distancia entre personas, son las medidas más fáciles de tomar para no ser riesgo ni correr riesgos y así lo predican voceros del gobierno federal, pero a contracorriente a dicha convocatoria actúa el mismo presidente López Obrador, quien en sus mítines sabatinos mandó mensajes de irresponsabilidad absoluta a los ciudadanos, al besuquear, lamer, babear y hasta morder a una nena que cual Tlatoani, uno de sus súbditos se la ofreció para el sacrificio.
A reserva de la repelente imagen del presidente mordisqueando el cachete de la niña, vaya la torpeza del control de daños emprendido por sus geniecillos de la comunicación, al divulgar un video con el alcahuete padre justificando la depredadora acción del tabasqueño y luego alegar que el mismo video distribuido por la presidencia de la república, había sido fotochopeado o sea alterado.
No hay ninguna justificación que valga frente a esa porquería pública, resultando muy inquietantes las imágenes con un presidente despersonalizado, sin un gesto de empatía hacia la niña que tenía en sus brazos y sí esforzándose en sus besuqueos para culminar con ese mordisco, cuya sensualidad debería aplicar en alguna mujer adulta o con algún hombre de sus preferencias.
Por cierto, para no variar en sus regazones finsemaneras, insistió en la divulgación del arte culinario y de guía de turistas de las regiones que visita, así como la grotesca imagen del recargón y consecuente arremangón que le diera a una danzante de dudoso sentido folclórico, en un conjunto de imágenes en las que la investidura presidencial es arrastrada en el fango.
Pero aparte de dichas repelencias, frente a la amenaza de la pandemia, en el Gobierno Sonora las cosas se toman con la seriedad debida y así las deberíamos tomar todos los ciudadanos, en el marco de una elemental decisión que seguramente evitará ser parte de la estadística y no se convertirá en una carga para los servicios de salud y fuente de congojas para familiares y amigos.
De destacar la estrategia de prevención y contención puesta en marcha por la gobernadora Pavlovich en aeropuertos y puertos de entrada en la frontera norte y en Estación Don en el sur, así como las capacidades operativas de la secretaría de Salud que encabeza Enrique Clausen, cuyo impacto en el imaginario popular resulta muy alentador al hacernos sentir que se nos cuida o tratan de cuidarnos.
Lo que sí nos tiene con mucho cuidado es porqué la suspensión de actividades escolares es hasta el próximo viernes frente a la celeridad progresiva en que se están presentando los casos en varias regiones de México, cuando dicha suspensión debiera presentarse desde este mismo lunes al menos en las zonas de mayor riesgo o donde la pandemia ha tenido mayores efectos.
En Sonora a lo mejor sí tiene sentido la demora hasta el viernes, además que permite que las autoridades de la SEC con Víctor Guerrero González a la cabeza, desplieguen toda la información necesaria en las comunidades escolares para precisar el sentido de la suspensión de clases, que para ser claros, no son vacaciones de semana santa extendidas, si no que tienen el fin de limitar la movilidad de personas para reducir riesgos de contagios.
Desde esa perspectiva y con esa cuarentena escolar de facto, se deben tomar medidas complementarias en el seno de las familias, ya que madres y padres seguramente deberán continuar con sus actividades laborales y algo deberán de idear para mantener a sus hijos en resguardo, no descartándose que en los siguientes días a dicha cuarentena se sumen empresas que manden a sus empleados a sus casas.
No hay que descartar ese escenario que ya es común en muchos países europeos y que ya se empieza a vislumbrar en Estados Unidos, en donde permea el que por decisiones de estado o por iniciativa propia, la gente se está quedando en casa y sólo por necesidades vitales se avienta el tiro de salir a la calle.
De hecho, en este globalizado mundo del mercado y las finanzas, ya se advierten los efectos del coronavirus en el intercambio de bienes y servicios a nivel mundial, que ya derivan en paros técnicos en empresas de la región, sujetas a abasto de insumos de países cuya planta productiva se ha paralizado, o semi paralizado como son los casos de China, Corea, Japón o sea, no hay que descartar que al menos por unos días, muchos empleados y empleadas de la industria sean mandados a sus casas en los siguientes días, cuando el ausentismo ya comienza a sentirse, de acuerdo a Gerardo Vázquez Falcón, presidente de INDEX-Sonora.
Por lo pronto y como la salud es primero, valga destacar que la estrategia puesta en marcha por la gobernadora, va más allá de los puntos de revisión en aeropuertos y puestos fronterizos, porque además de incluir a centrales de autobuses, se están reforzando las diversas unidades hospitalarias con los materiales y suministros necesarios para todo el personal de salud y para la atención de cualquier ciudadano que lo requiera.
Además de estas medidas, el Plan Territorial de Salud, contempla la visita a colonias y detectar entre la población posibles casos de Covid-19, para actuar de inmediato, atender rápidamente a la población, y se reforzarán simulacros de atención en hospitales para capacitar al personal sobre la forma en que deben actuar cuando se presente el primer caso de Coronavirus.
O sea, se han cubierto todos los ángulos para enfrentar ese reto y en nosotros está en asumir los compromisos que nos corresponden para que no todo quede en manos de papá gobierno, con el subrayado de que de ninguna manera debemos hacer caso de las demagógicas y temerarias catilinarias del presidente López que insiste en desestimar la importancia y peligrosidad de dicho mal.
Y como insistimos: ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre. Sin entrar en pánico, pero tampoco actuar de forma irresponsable.
