Hace unos días el gobierno de Corea del Sur determinó levantar de forma gradual y ordenada las restricciones de movilidad y de la suspensión de actividades económicas y sociales luego de la remisión notoria de la pandemia por el Covid-19.
A pesar de la reconocida disciplina de los sudcoreanos, tal medida derivó en un acelerado rebrote de la pandemia y este fin de semana las autoridades determinaron reimplantar el confinamiento domiciliario y volver a suspender operaciones de empresas y negocios no esenciales.
Ese hecho enseña que hay que tener mucho cuidado y obrar con suma cautela frente a la urgente necesidad de reactivación de la economía luego de casi dos meses de restricciones, que si tal situación pasa en un país donde se suponía que todo estaba bajo control, imagínese Usted que el levantamiento se aplique y se decida en uno donde la ciencia está al servicio de la política y la pandemia se encuentra en su punto más crítico.
Cierto, sin duda urge que todo vuelva a la normalidad en la medida de lo posible, pero frente a la prioridad superior de cuidar la salud y la vida de la gente, la reactivación económica y de la movilidad social, del regreso a clases, a la chamba y al mercadeo normal, debe ser una decisión muy condicionada al cumplimiento de premisas ineludibles, esas mismas que no se han acatado de parte de importantes segmentos sociales a lo largo de la cuarentena.
Luego de los frecuentes dislates y estupideces que se vomitan desde Palacio Nacional, no genera ninguna confianza ese cronograma dado a conocer respecto a que a partir de ocho días se podrá iniciar ese proceso de reactivación cuando a la luz de los hechos, no le han atinado a ninguna de sus prospectivas e incluso se han exhibido como torpes, corruptos e incompetentes.
Más confiable sin duda el plan de reactivación planteado para Sonora por científicos, biomatemáticos, investigadores y economistas de instituciones académicas de la entidad, a partir de que aquí si se ha aplicado una estrategia consecuente a la gravedad de la situación y en términos de tiempo adelantados a la Federación, aunque de todas formas hay que ser muy cautelosos y por una prematura decisión echar a perder lo conseguido, que no es cualquier cosa, porque en comparación con estados vecinos, en Sonora la pandemia se manifiesta con menos rigor.
Bien la gobernadora Claudia Pavlovich al anunciar el resultado de estudios y cálculos científicos que derivó en el diseño de un calendario probable para iniciar la reactivación económica y establecer que si en las siguientes dos semanas se cumplen las condiciones establecidas por los especialistas, como es el aislamiento social del 75% de la población, la apertura de las actividades no esenciales podría comenzar de manera gradual entre el 16 y el 22 de mayo, con protocolos rigurosos de salubridad.
En dicho condicionamiento está la bronca para un plan que pretende equilibrar la salud con la economía, en otras palabras, que haga sostenible la economía al generar condiciones favorables para la salud, reduciendo al máximo los riesgos de contagio para evitar que sea rebasada la capacidad de atención de nuestro sistema de salud, que hasta ahora ha respondido de manera muy notable.
Dice la mandataria estatal que echar a volar ese plan de reactivación está condicionado a que se mantenga una reducción del 75 por ciento de la movilidad social en las próximas dos semanas, la cual lo vemos muy ojona para que sea paloma y ejemplos sobran al ver un paulatino retorno al tradicional intenso tráfico en Hermosillo, aglomeraciones en tiendas de conveniencia y centros comerciales, sin que nadie haya podido poner orden.
A pesar de lo anterior, el plan de reactivación para Sonora luce más aplicable que el que se plantea desde Palacio Nacional o cuando menos más creíble en función de los antecedentes de cada cual, de las estrategias de contención y de los resultados de cada cual y sobre todo, que en el caso de Sonora, la pandemia no ha no ha sido utilizada como recurso político ni ha sido fuente de mezquindades, así como tampoco pretexto para actos de corrupción.
Miren, es generalizada la percepción respecto a la negligencia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador frente al Covid-19, arrastrando con él a los gobiernos de los Estados que “administra” MORENA, en donde se presentan los más graves efectos, en contagios y muertes a causa del virus, en el marco de una escalada de torpezas cuyo colofón fue la denuncia del subsecretario Hugo López Gatell respecto a la “sincrónica” conspiración de medios como El País, New York Times y al Wall Street Journal al dar a conocer las inconsistencias de sus amañadas estadísticas.
En fin, si bien desde el sector oficial se diseñan planes de reactivación, pareciera que se impone la inercia de la irresponsabilidad social, cuyos tiempos son distintos en atención a voces de particulares que privilegian la economía por sobre a la salud y vida de los ciudadanos y que desde hace un par de semanas hacen campaña para enfrentar sin restricciones de ninguna especie la expansión del virus.
Ya veremos qué ocurre, porque a la par de dichas irresponsabilidades y estupideces, el personal del sector salud se parte el alma para aminorar efectos y pérdida de vidas, sin importar tampoco las imbecilidades de López Obrador, quien sumó a los profesionales de la medicina en su agenda de enemigos, al igual que arquitectos, ingenieros, artistas, empresarios, periodistas, escritores y demás, pero que en el caso de los médicos y médicas resulta aberrante al ser quienes tratan de salvar a quienes por sus negligencias, torpezas, incompetencias y corruptelas ha puesto en riesgo y enfrentan su suerte apilados en hospitales de la Ciudad de México, de donde incluso ya reportan muertos en las calles.
Como sea, luego de lo que ocurre en Corea del Sur, habrá que tener mucho cuidado y no tomar decisiones prematuras en torno a la mejor estrategia para enfrentar ese virus, como lo es el distanciamiento y el confinamiento social.
Mientras tanto, un par de aclaraciones o explicaciones llegan a este desordenado escritorio y una de ellas se refiere a la participación de la diputada Miroslava Luján López en la sesión de la Comisión de Salud del Congreso del Estado, en donde simplemente fue portavoz de las inquietudes de ciudadanos de su distrito respecto a la necesidad de que haya una vacuna contra el Covid-19.
Como se recordará y así lo entendimos en nuestro caso, se le atribuyó que exigió al secretario de Salud vacunas contra ese virus y si no fue así, pues que bien y lo aceptamos con todas sus letras, así como también el resultado de su gestión en favor de la gente el populoso distrito VIII en Hermosillo, desde donde reportan que en efecto, tiene mucha presencia por dichos lares.
La otra aclaración nos llega desde el feudo donde las manda cantar Francisco Gutiérrez Rodríguez, presidente del Poder Judicial de la entidad, en donde contrario a aseveraciones desparramadas a través de redes sociales, no hay ninguna paralización de actividades, ya que, guardando estrictamente las medidas sanitarias, el trabajo en los juzgados continúa en función de tiempos y cosas relativas a procesos judiciales, impactando solamente en la suspensión de audiencias.
Por lo demás, a pesar de los vehementes llamados y advertencias, este domingo Día de las Madres menudean los reportes de intenso tráfico en Hermosillo, más o menos igual que durante Semana Santa y desde que comenzó a escasear la cerveza, sin que tengamos idea cómo impactará dicha relajación en los próximos 14 días para efectos de la numeralia y estadísticas de la pandemia en la capital del Estado.
Dios quiera y no pasen a mayores las cosas y se presenten esas condiciones adecuadas para la reactivación económica que prospectaron científicos en la reunión con la gobernadora, porque si no, el confinamiento seguirá para quienes sí hemos acatado las medidas.
Es tal el desorden, que hasta el Secretario de Seguridad Pública, David Anaya Cooley decidió plantarse en transitada vialidad para tratar de sensibilizar a automovilistas respecto a la necesidad de proteger a sus familias quedándose en casa, sin que tengamos la menor idea de los resultados de esa asoleada que se pegó el reconocido funcionario público.
A propósito del Día de las Madres, vaya desbarre, otro más, del presidente de la república, quien muy ufano subió a redes un concierto de Juan Gabriel para festejar, dijo a las mamás de México y como el video utilizado violó derechos de autor, la plataforma YouTube se lo tumbó, hecho que seguramente sumará a otro enemigo más de la 4T, así como será el caso de Los Angeles Times, en cuyos contenidos del sábado, cuestionó la estrategia del gobierno de México ante la pandemia.
Es que son tantos los desatinos que difícilmente pasarían desapercibidos, no solo para medios de comunicación fuera de México, si no para la gente más o menos informada de este país y ajena a fanatismos estúpidos cuya conciencia está narcotizada por la demagogia y el populismo que llevan a nuestra patria al despeñadero.
A poco creen que ya se olvidó que ya con contagios, el 28 de febrero el de Tabasco convocaba a la tranquilidad porque aseguraba tener la capacidad de enfrentar la pandemia y dos días después aseguraba que México no tendría ningún problema, para luego invitar a seguirse abrazando y conviviendo, en un proceso degenerativo que lo llevó a recomendar el uso de amuletos para evitar contagios el 19 de marzo y tres días después a insistir que saliéramos en familia a comer, que no pasaba nada y que en todo caso él diría cuando era el momento de quedarse en Casa.
Ya con la pandemia encima seguía realizando giras y se negaba a someterse a protocolos sanitarios en aeropuertos, llagando a mola pendejez de pronosticar que para el 19 de abril todo volvería a la normalidad, mientras salía con que la crisis sanitaria le iba como anillo al dedo para imponer su 4T y días después alardear que la pandemia estaba domada y que la tendencia del contagio ya se había vuelto horizontal, entre otras muchas estupideces que ha proferido en los últimos meses.
