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Inquietante el paralelismo entre la actuación inicial del gobierno italiano frente a la pandemia del coronavirus y el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ante la amenaza, gravitando en ambos casos la abulia y la negligencia que llevó a toma de decisiones tardías y laxas y a que los ciudadanos menospreciaran los riesgos.

Luego de presentarse los primeros casos a fines de enero, al gobierno italiano le tomó casi mes y medio implementar protocolos de protección, contención y de prevención y el saldo es funesto: seguramente este martes el número de víctimas fatales superará los dos mil 200 y el pico de contagios llegará a 28 mil italianos, y contando.

Por el impacto económico, el gobierno retrasó medidas de contención básicas a pesar de que más al oriente el drama crecía de forma exponencial, para luego ya con la pandemia encima, imponer medidas draconianas que tienen inmovilizadas a millones de personas.

Esa lección no fue aprendida por el gobierno mexicano y a pesar de las consecuencias, López Obrador y el idiota que cobra como subsecretario, mejor conocido como Hugo López Gatell, se aferran a criterios anacrónicos y por eso han sido ampliamente rebasados por gobiernos estatales, municipios y entidades privadas, que han tenido que asumir decisiones autónomas ante sus negligencias.

López Obrador se niega a asearse las manos para evitar contagios

Por el supuesto alto costo, las autoridades de salud de la federación se niegan a la aplicación de pruebas y solo tal protocolo va en el caso de pacientes graves, mientras personas con síntomas leves continúan propagando el virus, todo con el fin de falsear estadísticas de contagio.

Pero la más temeraria y criminal política pública frente a la amenaza, ha sido el desdén hacia una medida básica: el distanciamiento social, propuesta que a penas se comienza a implementar, encontrando la principal resistencia en el mismo presidente, en el marco del peor ejemplo en la historia del presidencialismo mexicano, cuya temeridad podría ser considerada como criminal.

Negar la suspensión de actos masivos y públicos e incluso negarse a asearse las manos con gel antibacterial, deja ver a un López Obrador como si tuviera demencia senil que lo ha regresado a esa infancia ideosa y berrinchuda, en lugar de asumirse como jefe de Estado cuyo liderazgo debe ser encaminado a salvar vidas.

Pues no, Obrador obra en sentido contraria a dicha divisa y su equipo se mantiene pasmado y anclados a las ocurrencias mañaneras del ya asiduo personaje con todo y su irresponsable discurso que propone la propagación masiva del virus porque según él así sería más fácil identificar a los contagiados, además de salir con la estupidez de que la fuerza moral del presidente lo hace inmune a los contagios.

Claudia Pavlovich

En cualquier otro gobierno ese imbécil ya hubiera sido despedido, pero como con esos burros hay que arrear, en Sonora se decidieron medidas autónomas y que han probado su efectividad en otras regiones del mundo, con la esperanza de que se haya tratado de una decisión temprana que evite un brote exponencial en el corto plazo.

La gobernadora Claudia Pavlovich ha sido proactiva y contundente al agarrar el toro por los cuernos al asumir también este liderazgo, así como lo ha hecho en otras emergencias por fenómenos naturales, así como sumar de forma unánime a autoridades municipales, para en conjunto llenar ese gran vacío que ha dejado el gobierno federal y dejar atrás la nefasta inercia de solo concretarse a hacer rebuscadas prospectivas, pero sin concretar nada.

No faltarán quienes cuestionen las medidas tomadas, pero ante la gravedad de la amenaza y a la luz de lo que ha ocurrido y ocurre en otras partes del mundo, ninguna prevención será suficiente si se trata de salvar vidas y la buena salud de la gente y por eso la consigna de “QUÉDATE EN CASA”, por ser la acción más básica de autoprotección que corresponde a los ciudadanos para limitar los contagios y así facilitar a las instancias de gobierno el atender los casos que se presenten.

Por supuesto que esas medidas tendrán impacto económico, pero como decíamos, nada es más importante que la vida humana, además que las restricciones anunciadas como el cierre de lugares públicos y de concentración de gente, servirán como blindaje frente a la inacción federal y a las ocurrencias del imbécil que apuesta a la “fuerza moral” del presidente para enfrentar la pandemia.

Enrique Clausen

A fin de cuentas, ojalá que López Obrador no resulte contagiado a causa de su irresponsabilidad y que tampoco, a causa de su irresponsabilidad no contagie a otros y en el mismo caso están otros suatos de su gabinete que no han estado a la altura de las circunstancias, así como tampoco han estado en otras tantas emergencias, y el ejemplo más típico, el crimen organizado y la inseguridad.

Al menos vivimos en Sonora y acá es otro cantar con esto de enfrentar la pandemia que ya supera los 181 mil infectados en todo el mundo, con más de siete mil víctimas fatales y cuyas prospectivas es que a falta de vacuna, tengamos que lidiar con esa amenaza al menos durante dos años y que en el corto plazo, al menos durante tres meses, obliga a evitar su expansión.

Desde esa perspectiva, la responsabilidad y la participación ciudadana son fundamentales para complementar las acciones ya emprendidas por los tres poderes del estado y los ayuntamientos, instancias autónomas, así como iglesias y asociaciones civiles, ya sumados a la convocatoria “QUÉDATE EN CASA”, frente a la eventualidad de que en un par de semanas haya al menos 20 personas infectadas en la entidad.

O hasta un mayor número, advertiría el titular de Salud, Enrique Clausen, si no se atienden las convocatorias que al menos durante un mes se mantengan cerrados restaurantes, antros, casinos, gimnasios y se eviten reuniones de más de 10 personas, destacando la recomendación asumida por los ayuntamientos para evitar destinos de playa en la ya próxima Semana Santa, tal como lo anunció la alcaldesa de Hermosillo, Célida López Cárdenas, además de cancelarse las Fiestas del Pitic y la Expogan.

Célida López Cárdenas

Es una recomendación que la munícipe llevó más allá, aunque vemos sumamente complicado el cumplimiento de la cancelación total de la fiesta playera tradicional durante los días santos, pero de la efectividad y el cumplimiento de estas y todas las demás medidas, depende que en Sonora el coronavirus no haga de las suyas y así lo entendieron por ejemplo los integrantes de la legislatura sonorense, al decretarse un receso que suspende las sesiones hasta el 19 de abril próximo.

Dicha decisión fue informada por los presidentes de la mesa directiva y de la Comisión de Régimen Interno y Concertación política, María Magdalena Uribe y Rogelio Díaz Brown respectivamente, y el acuerdo incluye consideraciones especiales para el personal con hijos en edad escolar, así como empleados en edad avanzada, con el subrayado de que ninguna de sus prestaciones laborales ni salarios resultarán afectadas.

Un día antes hizo lo propio el presidente del Poder Judicial, Francisco Gutiérrez Rodríguez junto a distintas instancias del gobierno estatal y de los municipios comprometidos en la salvaguarda de los habitantes de este estado.

También las distintas religiones ya se sumaron a la cancelación de sus reuniones, faltando solo que haya acuerdos entre representantes del capital y el trabajo para definir acciones que reduzcan riesgos entre trabajadores de empresas.

Francisco Gutiérrez

De la estructura federal en la entidad nada se ha sabido respecto a ese tema, aunque convocarlos a suspender labores para evitar aglomeración de personas en las distintas delegaciones resultaría ocioso, porque no tienen nada que suspender, ya que desde diciembre del 2018 han hecho nada o casi nada, bajo la férula del llamado superdelegado, Jorge Taddei Bringas.

Es decir, por esos rumbos solo deben mantenerse como han estado porque así no representan ningún riesgo de ser contagiados o ser focos de contagio o sea, la pereza y la “fuerza moral” de Lopitos los hace inmunes al coronavirus.

En fin, la vida es lo más preciado que hay que proteger y todo lo que se haga en ese sentido debe apoyarse, que ya se verá como se aminoran los efectos de orden material o financiero, que a fin de cuentas sólo son eso, cuestiones de orden material siempre susceptibles de restaurar, en tanto que la pérdida de vidas humanas son irreparables.

Jorge Taddei Bringas

Por razones de imperiosa necesidad –pago de quincena y a banco—este martes nos dimos una vuelta a Hermosillo y con la pretensión de ganar tiempo, caímos muy temprano a una tienda de mayoreo y adivinaron, ya estaba retacada de compradores ansiosos por avituallarse de lo inimaginable, obligándonos a postergar la satisfacción de nuestras ansias gastadoras.

Sí, inédito el espectáculo de las compras de pánico que al menos este común mortal no había visto, conducta que debería ser moderada de alguna forma, pero que no sabemos de qué forma.

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