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Arancha González, directora ejecutiva del Centro de Comercio Internacional en los estudios de radio de Noticias ONU.

La responsable del Centro de Comercio Internacional señala que existen dos visiones del mundo: los que creen que para ser fuertes hay que parapetarse tras las fronteras y quienes ven que los problemas globales exigen soluciones multilaterales, como en el caso de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Arancha González se suma a esta última, y explica cómo esa tensión comercial crea una incertidumbre que conduce hacia la recesión.

La directora Ejecutiva del Centro de Comercio Internacional, con sede en Ginebra, acaba de visitar Nueva York, donde ha participado en distintos actos durante el debate de la Asamblea General en los que, además de tomar el pulso a la actualidad internacional, ha tenido ocasión de explicar iniciativas puestas en marcha por este Centro, algunas relacionadas con el cambio climático.

Hace un año, poco después del inicio de la guerra comercial lanzada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, contra China, Noticias ONU entrevistó a Arancha González que reconocía entonces la necesidad de reformar el sistema comercial, advirtiendo que esa reforma no podía hacerse a través medidas unilaterales.

Entre sus distintos compromisos durante la Asamblea, González ha tenido tiempo de conceder una nueva entrevista a Noticias ONU en la que le preguntamos dónde se encuentra el comercio internacional un año más tarde.

Un año después, nos encontramos en una situación de más medidas unilaterales que se han ido acumulando. Pero también donde todos los países empiezan a vislumbrar el impacto que estas medidas están teniendo sobre el comercio mundial y la economía mundial.

Todos los organismos internacionales han dado ya la señal de alarma e invitan a las partes implicadas, Estados Unidos y China, pero también al resto de los países, a sentarse en una mesa de negociación.

Ha habido una caída del comercio internacional, crece más despacio de lo que crecía en los años anteriores. Ha habido una caída de las inversiones extranjeras (…) y sobre todo ha habido una caída de la confianza empresarial, que ve en estas medidas unilaterales un freno a su deseo de invertir en nuevas aventuras empresariales.

Todo esto nos indica un camino, un camino que conduce a la recesión y, por eso, todos los organismos internacionales han dado ya la señal de alarma e invitan a las partes implicadas, Estados Unidos y China, pero también al resto de los países que conforman la comunidad internacional, a sentarse en una mesa de negociación.

Hemos escuchado estos días al Secretario General ha hablado de la importancia del multilateralismo y si hay un tema en el que el multilateralismo es evidentemente una avenida y una solución es en el tema del comercio internacional.

Vuelvan a la mesa, sentémonos y pongan sus diferencias en la mesa de manera que puedan resolverse de forma colaborativa y de manera que no nos lleven a una recesión, sino que nos lleve por el camino de conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de aquí al 2030.  

ONUBilletes de cien dólares.

Los presidentes de América Latina se están quejando de los efectos que tiene esta guerra comercial y algunos de ellos proponen crear sanciones para aquellos países que tomen medidas comerciales unilaterales. ¿Es cierto que no existen esos mecanismos?

Bueno un país siempre puede responder a medidas unilaterales con más medidas unilaterales. Un país de América Latina o de Asia que sienta que se sienta afectado por estas medidas adoptadas por Estados Unidos o China siempre puede responder con medidas unilaterales, pero la cuestión es que esas medidas no van a ayudar y lo que hacen es empeorar la situación porque crean más incertidumbre.

Entonces, lo que necesitamos no es más medidas unilaterales, lo que necesitamos es un esfuerzo concertado de todos aquellos países, especialmente los países latinoamericanos, junto con otros asiáticos, africanos y europeos, una gran coalición a favor del multilateralismo y, en concreto, a favor del multilateralismo comercial como método de resolver los desafíos a los que se enfrentan las naciones con el comercio en el siglo XXI. Son desafíos muy grandes, que incluyen temas como por ejemplo el comercio digital, que no existían apenas 10 años pero que ahora cuentan por 15% del comercio mundial.

¿Cómo está afectando la guerra comercial a América Latina?

Pues como está afectando al resto del mundo. Está viendo como sus perspectivas económicas se deterioran y eso no es una buena noticia, porque América Latina, como Asia, como África, tiene una gran cantidad de jóvenes que están llegando al mercado laboral cada año y esos jóvenes necesitan economías fuertes, economías que crezcan y que les ofrezcan una oportunidad.

Por eso es importante que esa energía que existe en estos momentos por parte de países latinoamericanos se canalice para conseguir una reforma de la Organización Mundial de Comercio que incluya acabar con estas tendencias unilaterales, que no ayudan a los países. El unilateralismo no ayuda a las naciones, el unilateralismo solo crea pobreza global.

Y ¿por qué siguen las grandes economías en esta guerra cuando les está afectando a ellas mismas?

Creo que hay dos visiones del mundo y que las hemos escuchado en la Asamblea General. Hay una que dice que, para ser más fuerte, los países tienen parapetarse detrás de sus fronteras nacionales. Es la nación la que cuenta y es la nación la que tiene que defender a sus ciudadanos. El resto son globalistas que no han entendido que para ser fuerte hay que ser fuerte detrás de la frontera nacional. Hay, sin embargo, otros países, que han hablado alto y claro, y que dicen que las naciones solo pueden ser fuertes si hay algún multilateralismo más fuerte.

Si uno piensa en pandemias, si uno piensa en armamento nuclear, si uno piensa en cambio climático, si uno piensa en la interconexión de nuestras economías, nada de esto puede resolverse única y exclusivamente con medidas dentro de la frontera del país.

Yo me sumo a esta segunda corriente, que piensa que las naciones no pueden ser fuertes por sí solas, porque los problemas a los que se enfrentan estas naciones no tienen únicamente una dimensión nacional. Si uno piensa en pandemias, si uno piensa en armamento nuclear, si uno piensa en cambio climático, si uno piensa en la interconexión de nuestras economías, nada de esto puede resolverse única y exclusivamente con medidas dentro de la frontera del país, porque muchos de estos problemas no conocen fronteras.

Solo es eficiente un esfuerzo colectivo de cooperación en el que los países se sienten a la mesa y busquen una manera en la que o todos mejoran o todos empeoran, pero no hay una fórmula en la que unos ganan y otros pierden. O todos ganan o todos pierden.

Una cocina solar.

Hablando de cambio climático, ¿qué puede hacer el Centro de Comercio Internacional para mitigar la crisis climática?

Nosotros estamos enfocando los esfuerzos a las pequeñas y medianas empresas y sobre todo al sector agrícola, que genera más del 20% de las emisiones de CO2 en el mundo. Es también el sector donde hay más pobres del mundo y están en la primera línea del impacto del cambio climático, con inundaciones, con sequías, con pestes, con cambios que afectan a la producción y a la productividad.

Nuestros esfuerzos están enfocados en ayudar a los agricultores a adaptarse al cambio climático, reducir su huella de emisiones CO2 con producción más sostenible.

También nos preocupa el consumidor. Un consumidor más informado, más consciente del papel que puede representar también en la lucha contra el cambio climático, por eso hemos desarrollado toda una serie de herramientas accesibles para los ciudadanos en nuestro sitio web y también en centros que estamos construyendo alrededor del mundo.

Entre esos instrumentos, están los que ayudan a identificar la huella de CO2 de aquellos productos que producen. Por ejemplo, usando semillas que sean más resistentes a determinadas pestes. Usando, en suma, muchísimos de los recursos que la naturaleza ya nos ofrece, pero que habíamos desdeñado o habíamos olvidado en esta revolución tecnológicamente. Volviendo de alguna manera a los orígenes.

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