El álbum visual de Beyoncé, Black is King, que se transmite ahora en la plataforma de Disney +, recontextualiza la metáfora del viaje de Simba al de la diáspora africana, retirado de la patria, negando el recuerdo de nuestra realeza y subiendo para retomar nuestro legado cultural.
Con música del álbum curado de Beyoncé 2019 The Lion King: The Gift, Black is King es una invitación a deleitarse con la diversidad y la belleza del continente africano y una celebración de prosperar a través de la supervivencia.
Black is King presenta actores en vivo para interpretar sus análogos en el mito de The Lion King. Hay un niño que interpreta al rey perdido y futuro, un mentor oscuro y glamoroso que exilia a su joven rival, una mujer real cuyo poder para revivir la realeza latente del joven rey proviene de reconocer la suya.
Beyoncé ha demostrado cientos de veces que es una artista sin paralelo, pero Black is King es evidencia de que su impecabilidad holística es más que la suma de sus artes individuales. Ella canta, baila, dirige, produce y actúa, sí, pero sobre todo esas cosas es Beyoncés.
