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En este Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, la UNESCO y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA se unen para pedir un mundo en que cada mujer y cada hombre pueda disfrutar del más alto nivel posible de salud, libres de estigma y discriminación.

Para lograrlo debemos garantizar el derecho a una educación de calidad para todos, ya que ambos objetivos, la salud y la educación, son indisociables. El vínculo que los une ocupa un lugar central en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y en la Estrategia de ONUSIDA para 2016-2021.

Como se señaló en la Estrategia de la UNESCO sobre la educación para la salud y el bienestar: contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la salud y la educación se refuerzan mutuamente, de modo que unos educandos sanos aprenden mejor y los que han recibido una mejor educación están más sanos.

Ambos objetivos son también interdependientes. Sin el derecho a la educación no podemos hacer realmente efectivo el derecho a la salud. Está claramente demostrado que la educación depende en gran medida del estado de salud de los educandos, así como de otros factores que lo determinan, a saber, los comportamientos que inciden en la salud, los contextos de riesgo y la utilización de servicios de prevención. Hay estudios que demuestran que las adolescentes que han recibido educación sexual integral de buena calidad, unida a servicios de asesoramiento impartidos por profesionales cualificados, tienen un 40% menos de probabilidades de tener un embarazo precoz o no deseado y un 30% más de probabilidades de completar la enseñanza secundaria. Esto se traduce en mejores resultados de salud a largo plazo, en particular un riesgo mucho menor de infección por el VIH, y permite salvar miles de vidas, teniendo en cuenta que más de 70 000 adolescentes de países en desarrollo mueren todos los años por motivos relacionados con el embarazo y el parto.

En un mundo en que los jóvenes, sobre todo las niñas y las jóvenes, soportan una parte desproporcionada de la carga del VIH y el SIDA, todos debemos reconocer que la educación sexual integral constituye un elemento fundamental de su derecho a la salud y de la salud de todas las sociedades.

Hago hoy un llamamiento a todos los asociados para que aúnen sus fuerzas a fin de que el SIDA deje de ser una amenaza para la salud pública en 2030 a más tardar, en el marco de nuestro compromiso de promover el desarrollo sostenible e impulsar los derechos humanos, la igualdad de género y la justicia social.

Foto tomada de internet
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