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Contrario a lo que sucedió el sexenio de Guillermo Padrés en que Sonora se dividió y estuvo seis años en conflictos políticos y sociales por la construcción y operación del acueducto de El Novillo, en el nuevo gobierno de Claudia Pavlovich impera el consenso y la unidad, lo cual quedó demostrado con la aprobación unánime en el Congreso del Estado de la Planta Desaladora para abastecer de agua a la región de Guaymas-Empalme.

La gobernadora Pavlovich no quiere el desarrollo de Sonora a cualquier costo, como sucedió en el gobierno de Padrés en el que con exceso de poder impuso el proyecto del Acueducto de El Novillo generando la ruptura de la paz social y política al enfrentar a Cajeme con Hermosillo, por el trasvase de 75 millones de metros cúbicos de agua anuales de la Cuenca del Río Yaqui a la Cuenca del Río Sonora.

Los de Padrés fueron seis años de lucha contra los cajemenses y los legisladores del PRI, quienes condenaron la falta de sensibilidad política para atender las demandas, propuestas y reclamos de los sonorenses.

Con su mayoría en el Congreso del Estado, la gobernadora Pavlovich con las manos en la cintura pudo haber sacado adelante su proyecto de la Planta Desaladora sin cambiar puntos ni comas, pero prefirió atender las propuestas del PAN y partidos de oposición en el Congreso del Estado para lograr el consenso y aprobar por unanimidad desalar agua para consumo humano bajo un innovador esquema financiero de Alianzas Público-Privadas que por primera vez se utiliza en Sonora para financiar obras de infraestructura como también es de gran visión de futuro hacer uso de las nuevas tecnologías para producir agua potable proveniente de aguas salobres de pozos costeros.

El diputado Epifanio “Pano” Salido, dijo que es una gran noticia para Sonora que se haya aprobado de manera unánime en el Congreso la Desaladora, pues se envía un mensaje de unidad de todas las fuerzas políticas representadas en el Legislativo.

Por parte de la gobernadora Pavlovich y de los diputados del PRI y sus aliados no hubo cerrazón, sino total apertura para atender las demandas de los legisladores del PAN y otros partidos de oposición para lograr un proyecto consensado que fue aprobado en las comisiones unidades de Hacienda y del Agua del Congreso, cuyo dictamen aprobatorio fue presentado este jueves en el Congreso para ser aprobado por unanimidad.

La gobernadora Pavlovich aceptó las propuestas del PAN para modificar su proyecto original de la Planta Desaladora, porque la prioridad era garantizar agua de calidad y cantidad a la región de Guaymas-Empalme, misma que sufre una escasez ancestral en el abasto de agua por el abatimiento de pozos.

En relación al periodo en el que la Alianza Público Privada operará, los legisladores panistas acortaron el plazo de 25 años propuesto por el Gobierno del Estado a 18, lo que representará según dijeron “un ahorro aproximado de 500 millones de pesos”, además de impulsar la transparencia del proyecto a través de la creación de un Consejo Consultivo que vigilará cada una de las etapas de este proyecto.

Lo novedoso de esa demanda de los legisladores del PAN es que acortan el tiempo de la alianza Público-Privada a solo 18 años, con lo cual es demagogia eso de que se ahorrará 500 millones de pesos, pues dicen los que saben que el tiempo de vida de una planta desaladora es de 15 años, por lo cual, los empresarios privados dejarán “la víbora chillando” al gobierno estatal y federal en turno, mismo que tendrá que cargar con el costo de reconstrucción de la maquinaria para desalar agua.

Y eso de que los diputados del PAN promovieron la creación de un Comité Ciudadano de Vigilancia de las etapas de la obra, solo se quieren colgar la medallita porque es de todos conocido que la gobernadora Pavlovich es una decidida impulsora de la transparencia, de los gobiernos abiertos y de la rendición de cuentas. Y la Planta Desaladora no iba a ser la excepción de la regla, y cada paso será público y sujeto al escrutinio ciudadano, dejando atrás la oprobiosa opacidad del pasado padrecista.

Respecto a las tarifas por el servicio de agua, los diputados del PAN propusieron que éstas no dependan de la operación de la obra hidráulica, y así fue aprobado, pero lo cierto es que los usuarios y no otros serán los que paguen el consumo de agua desalada, porque como parafraseó el diputado del PAN, Manuel Villegas, “no hay producto más caro que el que no hay”. Desalar agua es costoso, y los usuarios de Guaymas y Empalme, tendrán que pagar el precio de un abasto garantizado.

De lo que no se dijo en la sesión del Congreso del Estado, o no hay información al respecto, es en cuanto enviar agua de la Planta Desaladora de Empalme, a Hermosillo, para reforzar el abasto de la capital sonorense.

Podría ser que los legisladores no quisieron meter ese tema en la aprobación del proyecto de la Desaladora Sonora “para no enturbiar, ni agitar las aguas”, porque abriría una polémica y un innecesario debate desgastante entre el PRI y el PAN, cuando ya todo estaba planchado para sacar adelante el resto de la iniciativa de la gobernadora Pavlovich.

La gobernadora quien debe de sentirse satisfecha porque salió adelante su primer gran proyecto sexenal aprobado de manera unánime por las fuerzas políticas representadas en el Congreso del Estado, siendo ese otra muestra más de buscar unidos el desarrollo de Sonora, sin importar siglas o colores políticos. (g_navarro_ruiz@hotmail.com)

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